14/04/2011

Bosques, océanos, una sola pasión: la naturaleza.

© A.Deniaud/Tara Expéditions

13-04-2011
En medio del Pacífico Sur, Stéphane Pesant, jefe de misión de la etapa Isla de Pascua- Guayaquil, celebra sus 42 años. Nacido el 9 de abril 1969 en Saint Eustache al norte de Montreal, este investigador quebequense ya no cuenta los años de observación de la naturaleza y de recolección de "bichos".
Desde su más tierna infancia Stephane pasa cada fin de semana caminando por el bosque con su familia. Muchas cosas caen en su mochila: hongos, insectos, huesos de animales. Todos acaban en su terrarium o tapizando las paredes de su cuarto. "A los ocho años, mi habitación era un verdadero bosque. Había una pared cubierta con una tapicería de bosque y río;  Yo colgaba todo lo que agarraba en el campo”. A los once, el aprendiz naturalista se une al Club 4-H de Quebec, una asociación de jóvenes apasionados por la naturaleza.
A los dieciséis años, en las vacaciones familiares, el descubre el mundo submarino de la costa norte de Quebec. Ballenas de Tadoussac, alcatraces de la isla Bonne Aventure: eso lo fascina.  De allí su decisión: estudiará biología marina.
Durante tres años Stephane cursa estudios en la prestigiosa universidad de MacGill. Como diversión veraniega el supervisa pasantías de ciencia y clases “naturaleza” en el centro ecológico de Port Saumon,  una reserva de la biosfera auspiciada por la UNESCO. Allí  conoce los pioneros de la ecología en Quebec y personalidades como Frederic Bach.
Después de McGill, Stephane sigue con estudios superiores de biología marina en la universidad Laval en Quebec. En 1993 como parte de su investigación sobre el fitoplancton, el embarca por tres meses en el Polarstern, un rompehielos alemán. "Salimos de Bremen. Fue mi primera visita  en Europa. No imaginaba en este entonces que algún día yo iba a volver para vivir en esta hermosa ciudad”. A bordo del barco de expedición polar, en medio de sesenta científicos internacionales, el quebequense coordina el equipo encargado del estudio del fitoplancton. El jefe de esta misión probablemente ya había detectado su predisposición a desempeñar este tipo de funciones.
De los datos y muestras recolectadas a bordo del Polarstern, el biólogo desarrolla una  investigación doctoral sobre "El destino de fitoplancton en los ecosistemas marinos del Ártico".
Una vez aprobada su tesis, Stephane es contratado por el Departamento de Pescas y Océanos  Canadá en calidad de asesor científico para las políticas del nuevo programa de mantenimiento de los ecosistemas marinos. "Estos dos años con el gobierno han sido muy educativos, pero no era exactamente lo que yo quería hacer.” En 2001 el postula para un posdoctorado en Australia y gana una beca. Acompañado de su pequeña familia, el deja su tierra natal  por la ciudad de Perth en Australia Occidental. Allí las zonas desérticas sustituyen al bosque cubierto de nieve. Pero cualquiera sea el paisaje nada detiene el coleccionista naturalista. "Cuando nos íbamos de vacaciones, el maletero del coche estaba lleno de cajas en las que guardábamos plantas, insectos...Incluso recuperamos el esqueleto de un canguro."
Después de cuatro años en el oeste australiano él se traslada a Villefranche-sur-Mer, donde asiste al director científico de EUR-OCEANS, una red europea de excelencia en estudios de los ecosistemas oceánicos. Su misión: fomentar la interacción entre investigadores de diversas disciplinas. El laboratorio de Villefranche-sur-Mer, la puesta en común de conocimientos interdisciplinarios, el paso será fácil para unirse al proyecto Tara Oceans.
Stephane Pesant trabaja actualmente como investigador en Bremen en el seno del equipo PANGAEA, cuyo objetivo es integrar el conjunto de datos científicos sobre los ecosistemas marinos. En paralelo el lleva a cabo misiones embarcadas como jefe científico en Tara y contribuye al análisis de los datos recogidos a bordo. Sin importar el programa y cualquier sea el  país, el espíritu de compartir conocimientos nacido en el club 4-H de Quebec no parece fallarle a este apasionado por la naturaleza.
Anna Deniaud