31/01/2017

Escala: Chuuk, Micronesia
















© Sarah Fretwell/ Pete West/ Till Röthig/ Nicolas De La Brosse/ Tara Expeditions








27/01/2017

Los horizontes de Kiribati


Los científicos prevén que sus islas dejarán de ser habitables en unos 50 años. Conscientes de eso, los habitantes de las Kiribati están buscando soluciones para preservar su modo de vida y salvar su nación insular del naufragio.
 
Mientras el semirígido de Tara se acerca a la playa de arena blanca, una familia de pescadores viene a darle la bienvenida. Un joven trepa un cocotero para regalar cocos frescos a la tripulación que desembarca. Algunos de los científicos visitantes ya sienten un nudo en la garganta: este paraíso perdido, esta isla, esta comunidad y esta familia no estarán aquí dentro de 50 años.

Martin Desmalades, técnico del CRIOBE en Perpiñán, Francia, expresa este pesar: “Uno sabe lo que nos dice la ciencia, conocemos las diversas versiones sobre los impactos del cambio climático aquí. Pero al estar en medio de los lugareños y al compartir su vida, uno se siente incrédulo. Uno desea absolutamente que ellos encuentren una solución.”

Ubicada entre las Fidji y las Islas Marshall, la joven nación insular de Kiribati (“Ki-ri-bass“en gilbertés) carga con el triste honor de ser una de las primeras naciones del mundo cuya desaparición esta anunciada, debido a los estragos del cambio climático. 

Para captar la perspectiva de los habitantes, hemos consultado Choi Yeeting, coordinador nacional del cambio climático adscrito al presidente de Kiribati. Él nos menciona un lema repetido a la juventud de Kiribati: «Nangoa Wagm Nte Tauraoi», “Estén preparados para todo”.
“Con el derretimiento de los casquetes polares, es posible que nos quede poco tiempo para adaptarnos y desarrollar cierta resiliencia a la potencial desaparición de las Kiribati. Es la gran duda. Puede ser que el tiempo no nos alcance para lograrlo.”

Los Kiribatianos, “I-Kiribati” en gilbertés e inglés, ya sufren de las presiones del cambio climático. Las tormentas, cada vez mas violentas, desplazan de forma definitiva unas poblaciones que migran tierra adentro, afectando el régimen de propiedad y generando conflictos agrarios.

Yeeting subraya que la gente mantiene la esperanza: “Tenemos un carácter combativo, necesario para vivir en nuestro país. Puede compararse con la situación del capitán de un barco, es decir, hundirse junto a su barco. Se trata de nuestro orgullo, de ser quienes somos realmente. ¿A dónde iríamos?  ¿Seríamos todavía I-Kiribati después de eso? Personalmente, lo veo así. Mi primer reflejo sería de hundirme junto a mi país.”

Yeeting no ignora la dura realidad, la de tener que abandonar  las tierras a las cuales su patrimonio y su pueblo están tan vinculados, la obligación de ir a vivir en otro país. Pero él repite“ ¿Quiénes seremos si dejamos nuestro país? ¿Valdrán todavía nuestros valores si migramos hacia otro país? En lo personal, quisiera siempre ser I-Kiribati, conservar mis tradiciones y valores culturales. A pesar de la ciencia, a pesar del hecho científico que no tenemos 50 años por delante.”

¿Qué tal de su futuro, en el mejor de los casos? “Tendré hijos aquí, me casaré, viviré en Kiribati toda mi vida. Es algo que vislumbro. Es el escenario ideal. ¿Cuál sería el escenario pesimista? Deber evacuar las Kiribati. No veo un futuro decente para nuestro pueblo si llega este día. ”

Sarah Fretwell








 Más sobre Kiribati :  
https://es.wikipedia.org/wiki/Kiribati








24/01/2017

Flora Vincent, como cada mañana

24 de enero 2017, 06:15. El despertador está timbrando. Desde mi cabina, oigo los pasos de Julie, la jefa de cubierta, y Daniel, el jefe mecánico. Están izando el yankee, la vela de proa de Tara.
Titubeo hasta la sala-comedor. Como cada mañana, echo un vistazo al cronograma de las tareas domesticas. Hoy me toca servir el desayuno junto a mi “equipo”, el segundo oficial Nico De la Brosse y el camarógrafo subacuático Pete West. Cada científico está asociado a un marinero diferente en un trinomio, eso nos permite orientarnos e involucrarnos en la vida del barco cuando uno embarca por primera vez en Tara. Agarro dos rebanadas de pan, mi café y, como cada mañana, alcanzo a Dominique, la chef, cubierta afuera. Disfrutamos de nuestro desayuno con vista al mar, admirando la salida del sol.

No hay tiempo para soñar. Debo alistar el laboratorio húmedo en popa y preparar el material para procesar las muestras que recolectamos diariamente. Como cada mañana, cada rincón me ilustra el hecho de que Tara está optimizado para ser un laboratorio flotante. De proa a popa, de la quilla a la cabeza del mástil, la ciencia está presente.

Aspirar el aire, bombear el agua, medir el hierro y el CO2 en el agua, Tara recolecta en continuo una serie de datos oceanográficos y atmosféricos que servirán a la comprensión del vínculo entre el cambio climático y la condición de salud de los arrecifes coralinos.

La relación al tiempo y al espacio es peculiar en Tara. A cada apagón de la corriente general, el ingeniero corre para cerciorarse de que los instrumentos de medición siguen funcionando: las baterías de respaldo solo le dan 3 minutos para reaccionar; Un congelador mal cerrado puede arruinar semanas de campaña científica imposible de repetir, porque es allí donde se almacenan las muestras; Olvidar guardar los tubos de muestreo antes de la pausa-café, es arriesgarse a encontrales regados en el piso, por el cabeceo y el balanceo del barco; Y dejar su taza de café para recoger los tubos esparcidos, significa verla estrellarse en pedazos en cubierta.

Como cada mañana, la cohabitación entre ciencia y navegación en un espacio tan confinado nos obliga a anticipar gestos y tareas. Y como siempre surgen imprevistos, hacer algo en el último momento iguala  hacerlo demasiado tarde. Uno debe “hacer las cosas” tan pronto como haya oportunidad: guardar, organizar, reparar, preparar, dormir, lavar ropa, contestar los emails. Sobre todo para los marineros, quienes están en línea de frente de forma permanente, de día y de noche, para la maniobra y también para ayudarnos.

Hoy izamos la mayor. Se vislumbra un bello día de muestreo; Como cada mañana.

Flora Vincent. 

Después de completar su tesis doctoral sobre los resultados de Tara Oceans en el laboratorio de Chris Bowler, Escuela Normal Superior de Ulm (Paris), Flora Vincent embarcó por primera vez en Wallis, para muestrear el plancton. Ella se quedará a bordo hasta Fukuoka, Japón.

20/01/2017

Maki Ohkojima, dibujando el Océano


Maki Ohkojima embarcará en Guam el 28 de enero y se quedará hasta llegar a Yokohama, el 19 de marzo. Segunda artista en residencia a bordo de Tara Pacific, la joven pintora japonesa nos entregará una visión particular y sublimada del Océano. En el transcurso de las escalas en su país de origen, ella pondrá a disposición de la tripulación sus habilidades lingüísticas y sus conocimientos culturales.

“Contando historias sobre el Océano, mediante el dibujo y la pintura, quiero enviar un mensaje a las generaciones por venir.
Nací en 1987 y me crié en Higashikurume, Tokyo,  Japón, una ciudad rica en aguas de manantiales. Dibujo desde la edad de 3 años. Obtuve una maestría de pintura en la Universidad de Arte y Diseño de Joshibi, en 2011. Hasta la fecha, presenté mis trabajos en Japón y China y participé en residencias de artistas en Polonia y México. He realizado frescos murales en la India. También pinté el  techo de Minamisawa Hikawa Jinja, un santuario de Higashikurume. Actualmente, pinto constelaciones para el planetarium del Tamarokuto Science Center en el oeste de Tokyo.

Intento dar constancia, más allá del ser humano, de la numerosas criaturas que gravitan permanentemente a nuestro alrededor: los bosques que envuelven los seres vivos, la proliferación de champiñones, las aves que cruzan las fronteras, los monos  en movimiento....Intento describir la historia del mundo como si se tratara de recuerdos guardados por estas criaturas, impregnándome de cada una de ellas.
A bordo de Tara, deseo mirar el mundo desde el prisma de los organismos marinos: cómo ellos perciben el mundo, cómo está conformado, en qué dedican ellos su tiempo. Contando historias sobre el Océano a través del dibujo, la pintura, el video, quiero formular un mensaje a las generaciones futuras sobre la conservación de los recursos y el comportamiento de los hombres en su relación al mar.

Intuyo que descubriré mucho sobre el ecosistema coralino gracias a las actividades de Tara. Estaré en contacto con la biodiversidad y la vida oceánica. Exploraré el hecho de que los seres humanos también son parte del conjunto de los organismos vivos. Espero aprender la belleza de la madre naturaleza, el mar, e ilustraré la importancia del cuidado del medio ambiente. Pero me siento algo ansiosa: nunca había subido en un barco.”


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