18/01/2011

Tara anclado en la Antártida


Desde ayer al final de la tarde, Tara está anclado frente a la base científica argentina abandonada "Petrel". Esta antigua base se ubica en la isla Dundee, en el fondo del Antártida Sound, un brazo de mar salpicado de bloques de hielo entre los cuales la goleta se coló para llegar allí, después de una navegación de treinta horas.

Desde alta mar, al acercarse al continente blanco, lo primero que volvimos a ver fueron glaciares tabulares, y luego, a medida que aumentaba el numero de cubos de hielo en el agua, las montañas aparecieron;  La tierra; La isla Joinville y luego la isla d 'Urville. Sus cumbres se confundían con el cielo. Poco a poco, Tara redondeada hacia el Oeste y el Suroeste. Nos adentrábamos en el Sound cuyas riberas se estrechaban.

La belleza de este lugar da vértigo. Thomas Lefort, uno de los biólogos embarcados, "no encontraba palabras". De borda a borda de Tara, es un desfile de panorámicas que compiten en belleza. Con excepción de los marinos dedicados a la maniobra, la tripulación entera padecía fiebre digital. “¿Viste los pingüinos?”. “¿Viste este iceberg azul? " Éramos todos como niños. Y esta sensación de vivir un momento único duró hasta soltar el ancla de Tara al agua.

Una vez Tara inmóvil, frente a nuestros ojos, montañas escarpadas, glaciares en forma de domo y, en el medio, un agua color verde. Antartic Sound es un fiord poblado de muchas colonias de pingüinos papúas y Adelie. Un lugar de una serenidad comunicativa donde sólo se escucha el viento cantar, que llena uno de una paz indecible. A ambos costados de este estrecho, de unos  cientos de metros donde estamos anclados, unas rocas gigantes puestas en el agua rodeadas de icebergs: como Ayers Rock en Australia, sin la arena...

Cuando la primera parte de la tripulación aterrizó en la isla en un bote inflable, hubo un momento de recogimiento. Cada quien avanzaba a pequeño paso. Y luego, algunos saltaron de alegría: ¡La Antártida! ¡“Terra Incognita”! Un comité de bienvenida de pingüinos Adelie se acercó para no perder ni una miga del evento. Pocos barcos anclan aquí. Desde la clausura de la base en 2006, de juzgarse por los últimos documentos dejados en las paredes, las visitas escasean.

Frente a esta playa de arena gris, Tara es inmune a los vientos del suroeste que se fortalecerán en las próximas horas. Tan pronto como las condiciones lo permitan, la idea es siempre la de hacer una estación de poca profundidad en el Mar de Weddell. En su lado Este, el Antartic Sound ofrece un acceso natural a Weddell. "Se podría también programar una estación en el Antarctic Sound” para Marc Picheral, nuestro jefe de la misión.

Todavía hoy, habrán mas idas y vueltas a la isla Dundee, y nuevos encuentros con los pingüinos. Ostentan una actitud muy pacifica;  Observarles en libertad es un momento de rara belleza.

Vincent Hilaire  (14-01-2011)

© B.Regnier/Fonds Tara