25/05/2015

Eric Karsenti: después de seis años de trabajo...Science


Eric Karsenti, CNRS / EMBL, director científico de la expedición "Tara Oceans", comenta la importancia de los resultados publicados en la revista Science para la comprensión del mundo planctónico y de modo más general, para el conocimiento de los océanos. 
Después de seis años de trabajo… ¿Es una  “premiere” en cuanto a muestras recogidas en el mar en todo el mundo?
Es la culminación de un esfuerzo de colaboración notable que se instala  entre los mismos científicos, y a la vez entre los científicos y el equipo de Tara Expéditions. Es esta mancomunidad de trabajo la que logra la definición conceptual y técnica del protocolo de muestreo y su aplicación en el barco. Nunca hubiéramos podido lograr estos resultados si las muestras fuesen de mala calidad. ¡Son de una calidad fabulosa!  Es gracias al trabajo colectivo que estos datos se traducen en publicaciones de muy alto nivel.

La revista Science presenta, en un número especial, cinco artículos que arrojan unos primeros resultados; ¿Usted nos puede precisar?
Tres de estos trabajos describen la diversidad global de plancton: diversidad de los eucariotas, de los virus y de las bacterias. Hemos caracterizado 150 000 tipos de organismos eucariotas, lo que representa diez veces más de lo que se conocía hasta ahora. Este trabajo permite caracterizar prácticamente todos los organismos eucariotas que viven en aguas templadas. En cuanto a los virus, hemos encontrado una enorme diversidad. Es más importante a nivel local que a nivel global: parece que existen áreas en el océano, unas “fuentes de diversidad" de los virus probablemente conectadas a la gran complejidad de sus anfitriones, pero que luego estos virus se propagan en los océanos. En cuanto a las bacterias, de los 40 millones de genes identificados, la mayoría son nuevos.
Otra figura importante de mencionar: 39 virus marinos eran conocidos antes de “Tara Oceans”; En esta expedición, hemos descubierto 5437 virus.

Los resultados relativos a los "Anillos de las Agujas”, unos vórtices que se forman al sur de África, de  300 kilómetros de diámetro y hasta  4.000 metros de profundidad, han puesto de relieve la relación entre la estructura de los ecosistemas y su entorno. Estos vórtices encierran unas especies que se originan en el Océano Índico y el Océano Austral. Estos anillos se desplazan a través del Atlántico por un año o dos. Hemos muestreado un Anillo de 9 meses de edad. Vemos que la estructura de su ecosistema no solo es diferente del Océano Atlántico donde se encuentra, sino también de los océanos Índico y Austral de donde el Anillo proviene. De hecho, podemos caracterizar cómo las especies cambian dependiendo del entorno en estos Anillos, bajo el efecto de la temperatura, las concentraciones de nitrato, etc.

Finalmente, hemos visto que la mayoría de los organismos (80%) tienden a coexistir. Esta tendencia a "vivir juntos" corresponde a una simbiosis, o al parasitismo, o a unas relaciones equilibradas entre anfitriones y  depredadores. Los resultados de este último artículo sugieren que estas interacciones entre organismos juegan un papel tan importante o incluso más importante, que las condiciones ambientales, en la diversidad y la complejidad de los ecosistemas.

Todo esto representa la secuenciación de casi mil millones de códigos genéticos y la base de datos  ecosistémicos más grande jamás constituida.

¿Lo resultados están a la altura de las expectativas?
Sí, lo son, ¡y hasta más! No pensaba llegar a publicar todos estos resultados en un número especial de Science, es excepcional. De hecho, hemos hecho exactamente lo que habíamos anunciado. Pero es sólo el comienzo, habrá otras publicaciones de importancia clave. Debemos profundizar el análisis.
Hablando de nuevos análisis, ¿los datos recogidos resaltarán el vínculo con el cambio climático?
Una de las funciones de estos datos será de construir modelos predictivos sobre la evolución de los ecosistemas en términos de temperatura, etc. Para las bacterias, ya hemos demostrado una correlación directa entre la temperatura y la estructura del ecosistema bacteriano. Por ejemplo, para una determinada combinación de especies bacterianas, ya somos capaces de determinar, con un margen inferior a un grado, que fueron tomadas en un entorno de tal o tal temperatura.

Queremos ir más allá. Debemos extrapolar eso a todos los organismos para poder proyectarlo a los cambios climáticos y el futuro. Repito, esto es solo el comienzo. No hemos ni siquiera agotado la secuenciación. Tal vez se necesiten de cinco a diez años de trabajo.

Entrevista realizada por Maéva Bardy