Salida de Ilulissat,
bahia de Disko, Groenlandia. F.Aurat/Tara Expéditions
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Después de cuatro días de encuentros, almuerzos en tierra, caminatas alrededor del glaciar y del “icefjord” de Ilulissat, regresamos al mar con una energía renovada y la mente llena de imágenes y recuerdos.
Esta mañana,
antes de zarpar, nos hemos topado con Nils. Este inuit estaba alistando su equipo
de perros de trineo. Excitados por los preparativos del viaje, impacientes por
correr en la nieve, los perros ladran mientras el musher, su conductor, les pone
sus arneses. Al observar Nils por media hora, uno puede imaginar estar hojeando
una novela de Jack London. Finalmente, Nils arranca y toma casi vuelo. En pocos
segundos, el trineo es solo un punto negro en la loma cubierta de nieve.
Arriba, unos turistas lo están esperando para un paseo. Nuestra caminata por el
glaciar es también un momento grandioso, aun cuando se nota su retroceso desde
1989 a causa del calentamiento global.
Al salir del
puerto bañado por los rayos rasantes, nos toca otro momento de ensueño, especialmente
para los amantes de fotografía. En una luz de oro, en medio de miles de pequeños
icebergs, Tara iza sus velas. Junto a François Aurat estoy en uno de nuestros
zodiac para captar estos nuevos momentos de gracia. Llevada por su mayor y mesana,
la goleta se desliza entre los cubos de hielo de múltiples formas, a veces azules,
a veces grises.
Esta noche, marineros
de turno aparte, cada quien esta calentándose cómodamente en su camarote. Tara deriva
sin velas, una primera estación de muestreo de superficie en la bahía de Disko está
programada para mañana por la mañana con temperaturas algo frías.
Vincent Hilaire