35 nudos de viento.V.Hilaire/Tara Expéditions
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Después de la estación
del martes en las costas de la Tierra de Baffin, izamos trinquete, mesana y
mayor reducida. Una maniobra de tres cuartos de hora que el viento y el frio hacen
algo delicado y tónico. Con una nieve medio derretida sobre cubierta, los
movimientos son problemáticos: "uno debe tener pie de marinero y pie de
patinador” advierte un sonriente Loïc.
El equipo
científico ha hecho una pesca extraordinaria ayer. En casi todas las redes, hay
una vida rica y variada: copépodos en cantidad,
sopas de diatomeas, krill, ctenóforos de un tamaño raramente visto desde el
comienzo de Tara Oceans. Se supone que el bombeo de carbono debe funcionar
bien con tal densidad de micro-organismos. Esta estación larga muestrea en varias
profundidades las aguas frías del Ártico
al mismo tiempo que las aguas más calientes del Atlántico, superpuestas en esta
zona.
Miércoles, es día
de transición en ruta a Groenlandia, en medio de un cielo colorido y de vez en
cuando unos icebergs. A tal ritmo, la travesía será rápida. El Mar de Baffin es
de hecho un vasto golfo abierto sobre el Atlántico, a través del Mar de
Labrador, encasillado entre Groenlandia al este y la Tierra de Baffin al oeste.
El Mar de Baffin, así nombrado en honor al explorador británico William Baffin,
mide 1500 kilómetros de largo por 550 km de ancho. Está cubierto de hielo la
mayor parte del año, lo que nos empuja a cruzarlo antes de que el hielo se
forme de nuevo.
Los catorce a
bordo vamos a descubrir la costa oeste de este país blanco, cuyos glaciares son
unos de los más grandes del mundo. Ello explica por qué sólo hay 56.370
habitantes en Kalaallit Nunaat, el nombre groenlandés del país. La dureza del
clima y la importancia del inlandsis, la calota de hielo, hacen de Groenlandia el país menos densamente
poblado del mundo.
Vincent Hilaire