Mar de Siberia oriental. Anna Deniaud/Tara Expéditions |
Estamos por llegar a Pevek, al extremo noreste de
Siberia, este jueves por la mañana. Sera la última escala rusa de Tara Oceans Polar
Circle y el final de la aventura ártica para la mitad de la tripulación. Preparando
el relevo, el equipo científico aprovecha los últimos momentos en el Mar de
Siberia Oriental para seguir muestreando microorganismos.
En los últimos días,
el viento ha sido favorable a la goleta. Eso da espacio a las actividades
científicas. Dos días antes de llegar a Pevek, se completa la tercera y última
estación larga del leg Dudinka-Pevek. En la plataforma continental, con apenas
unos veinte metros de profundidad, los científicos recogen un agua verde marrón
cargada de sedimentos. Esta parte del Mar de Siberia Oriental se encuentra bajo
la influencia de cuerpos de agua dulce procedentes de los grandes ríos
siberianos.
Pascal Hingamp, investigador del laboratorio IGS y científico en
jefe de esta etapa, explica: "Yo abogue por la posición de esta última
estación. Aunque el muestreo de un agua tan cargada de sedimentos sea obviamente
problemático, es un muy buen terreno de caza en busca de virus gigantes, cuyo
estudio es la especialidad de mi laboratorio. Los virus gigantes han sido descubiertos
en 2004; Son casi del tamaño de las bacterias. Estoy ansioso por ver los
resultados de la secuenciación y averiguar si mis predicciones eran correctas".
Estaciones
científicas aparte, la vida a bordo sigue siendo pautada por las comidas, las
tareas de limpieza, los turnos de noche.
La noche oscura ha vuelto, favoreciendo quienes duermen pero complicando la
vida de los marineros. Debemos mantener la vigilancia, unos cubos de hielo siguen
apareciendo. Son los últimos testigos de un mundo de hielo anclado para siempre
en nuestra memoria.
Fotos, sensaciones, recuerdos, eso es lo que nos queda de
esta aventura en la región polar. "Siempre recordaré este encuentro con la
osa y sus dos cachorros. Eran las cinco de la mañana en punto, yo estaba en el
turno de noche con Yohann y el vio tres cabezas, allá, en un cubo de hielo, no
muy lejos de Tara. El momento era sencillamente mágico", recuerda Simon
Morisset. Para Céline Blanchard, la cocinera, es el despertar al pie del
acantilado de los pájaros de Tikhaya que quedará grabado: "Fue grandioso. Es
excepcional ver a miles de aves en un lugar totalmente virgen".
"Desde un punto de vista científico, mi mejor recuerdo es la primera
estación en el borde del hielo. El agua estaba a menos de cero grados y sin
embargo la vida abundaba. Había una gran cantidad de fitoplancton, un verdadero
bloom planctónico" recuerda Thomas Leeuw, encargado de la producción de imágenes.
Para Sergei Pisarev, es el regreso a su antigua base científica de Nagurskaya,
más de veinte años después, que destaca en su memoria: "Puede parecer
cursi, pero me ha conmovido volver a mi base, ver a mis aparatos, y darme cuenta que la
limpieza de la zona va por buen camino".
El Ártico nos ha
acogido, caprichoso y sublime. El Ártico nos ha desvelado algunas de sus joyas y
ha expuesto nuestras debilidades. Hemos tenido que ser pacientes, convivir en un
espacio cerrado sin saber cuándo podríamos desembarcar. La verdadera
personalidad de cada uno se ha revelado entonces, los lazos de amistad se han fortalecido.
"Para mí, es ante todo un mes compartido con Margaux en la cabina. Un
encuentro hermoso”, confía Diana Ruiz Pino.
Desembarcaremos en
Pevek con una semana de retraso, en este extremo del mundo situado más al este que
Japón. El relevo nos espera, impaciente.
Anna Deniaud Garcia