Entrada del estrecho de Bellot. ©B.Régnier/Tara Expéditions |
En poco más de
cuatro horas, lo hemos cruzado sin dificultad alguna, saludados por dos osos solitarios
y precavidos. Estuvimos esperando este momento desde hace casi una semana, así
que a las cinco de la mañana, la tripulación completa está de pie, atenta.
Los cantiles de
la entrada del Estrecho están cubiertos de nieve. Lars Stemmann, pronto a
maravillarse, comenta: " Es el mismo lugar donde pasó Amundsen en 1903,
estamos a la punta septentrional del continente americano". Desde las
primeras millas, nos penetra la magia del lugar, alumbrado por un sol tímido
pero con esta peculiar luminosidad exclusiva de los polos. Loïc Vallette también
saborea el momento, sin descuidar la corriente, aunque descrita como favorable
a esta hora por las instrucciones náuticas.
El viento apenas
irisa el agua. Para celebrar este momento de gracia y pureza, los marineros izan
las velas. Con sus alas blancas desplegadas, el ave Tara se da poses de velero de
tradición y se inclina levemente, con la ayuda de los motores, creando algo de viento
aparente.
Desde el anexo,
admiramos el excepcional cuadro. Francis Latreille, fotógrafo, y Martin Hertau,
segundo capitán, capturan la escena. "Uno no cruza el Estrecho de Bellot
cada dia”: pescador de belleza, le conmueve particularmente el hecho de estar aquí,
en estas condiciones. ¡Vaya suerte!
Al salir de
Bellot, después de una rápida merienda, Lars, los científicos y Loic convienen
en lanzar una estación corta antes de adentrarnos mas allá en el canal del Prince-Régent,
poblado de hielo más al norte. Se sumergen la roseta a cien metros y dos redes.
En la actualidad,
hacemos una ruta al noreste en el canal del Prince Régent, hasta llegar al costado oeste de la península Brodeur. Según los
últimos mapas de hielo recibidos, habría un corredor de aguas libres a lo largo de la península, para
luego alcanzar el Lancaster Sound. Las condiciones meteorológicas se mantienen
estables, el paso se ve factible. Pero Tara no es un rompehielos. Queda la incógnita
de lograr cruzar más adelante un hielo que parece cubrir unos 9/10o de la
superficie del agua.
Este es el
segundo momento de la verdad para la expedición. Loïc ha vuelto a lanzar los
motores, con un optimismo realista, la suerte está echada...
Vincent Hilaire