29/07/2011

Preguntas a Fabrice Not, jefe científico de la misión Marquesas


Fabrice Not / Tara Expeditions

Comenzamos una etapa muy específica de diez días alrededor de las islas Marquesas. Fabrice Not, un biólogo de la estación de Roscoff, es el jefe científico. Para esta misión especial, tres científicos más completan el equipo ya embarcado: Pierre Testor, Fabrizio d’Ortenzio y Steffi Kandels-Lewis. Esta etapa en las islas Marquesas busca definir el ecosistema planctónico a sotavento de las islas, en relación con los aportes de hierro.

¿Cuál es el propósito de esta misión en las Islas Marquesas?

En la latitud de las islas Marquesas, hay una banda de unos 1000 km de ancho particularmente pobre en hierro que cruza el Pacífico de Este a Oeste, donde hay poco plancton a pesar de las aguas ricas en nutrientes. Mar afuera de las islas, se observa un importante desarrollo de fitoplancton visible en los mapas por satélite, una gran superficie azul al Este de las Marquesas. Periódicamente vemos aparecer unos remolinos verdes que indican la presencia de clorofila. En estas zonas registramos un significativo aporte de hierro que permite la proliferación de fitoplancton, un fenómeno llamado bloom. Queremos entender de donde viene este aporte de hierro: ¿se relaciona con la tierra de las islas llevada por el viento, o viene de las turbulencias creadas por la corriente abajo de las islas, que hacen subir aguas profundas más ricas en hierro?

En resumen: Vamos a tratar de comprender la influencia del aporte terrígeno y de estas turbulencias. Luego estudiaremos la evolución de la comunidad fitoplanctónica en función del contexto.

¿Cuál es la especificidad de esta etapa?

Este es mi cuarto embarque en Tara y el tercero en calidad de jefe científico jefe. Pero esta etapa es sin duda la más peculiar: es a la vez una parte del proyecto global Tara Oceans y una misión muy autónoma.

Por lo general, Tara trabaja a la escala de cuencas oceánicas, mientras esta vez nos estamos focalizando en una zona precisa y un fenómeno específico que es la cantidad de hierro en el océano. Los fenómenos estudiados son esta vez mucho más limitados en el tiempo y el espacio.

Por otra parte, es la primera vez a bordo de Tara que se están combinando de modo tan íntimo la biología y la física. Tenemos los instrumentos habituales de medición: la CTD-roseta para los datos oceanográficos, el bombeo de agua de mar y las redes de recolección para el muestreo de micro-organismos. También hemos lanzado un "glider" (planeador submarino) y boyas a la deriva, que nos informan de las características físicas de las masas de agua en las cuales navegan. ¡Juntar tantos instrumentos para un objetivo común es poco frecuente!

¿Qué aportan estos instrumentos?

El interés es de ser mucho más precisos cuando elegimos la ubicación de nuestras estaciones de muestreo. En lugar de los solos datos satelitales de superficie que nos permiten tener una visión global de los grandes flujos, el glider nos envía datos de profundidad muy localizados que recibimos casi en tiempo real. Estos datos complementan los del satélite. Con más instrumentos, se multiplican nuestras fuentes de información, abarcamos e identificamos con mayor precisión la complejidad de los fenómenos en superficie y en profundidad.

¿Cuál es el plan de muestreo?

Aun teniendo un programa provisional de principio, este evolucionara en continuo conforme los datos que recibiremos. Hemos programado una primera estación de referencia "Gaby" a barlovento de las islas: corresponde a la gran zona azul en nuestros mapas satelitales; Un lugar casi desértico. Esta es la estación la más complicada porque la más expuesta al viento y al oleaje.

Una segunda estación llamada "Eric" se llevará a cabo a sotavento de las islas, donde de repente prolifera el plancton (bloom), que corresponde a la fuente del enriquecimiento en hierro. En el mapa son las zonas de color verde que aparecen cerca de las costas. Pero este fenómeno de bloom es episódico: de allí la dificultad para recolectar datos en esta estación. Por consiguiente, debemos examinar continuamente los mapas por satélite y esperar ver una nueva floración planctónica.

¿Cuál es la frecuencia de estos eventos?

Es difícil de predecir... Fabricio d’Ortenzio, quien ha estudiado los datos de satélite sobre varios años, ha determinado que en esta temporada surgen formaciones al menos cada semana. Con una vigilancia satelital permanente y un poco de suerte, espero que tengamos la oportunidad de ver un bloom en el momento adecuado. ¡Además habrá que estar cerca para tener tiempo de llegar a la zona a tiempo! ¡Es una estrategia complicada!

Para la tercera estación llamada "Romain", la idea es seguir la masa de agua muestreada en "Eric" para ver cómo evoluciona la estructura en tres o cuatro días.

La cuarta estación "Philippe" se haría aun mas lejos de las islas para seguir observando la evolución de la comunidad de plancton llevada en la corriente.

Hemos programado estas cuatro estaciones de muestreo en un perímetro limitado para entender a fondo el fenómeno. Observaremos su evolución en el tiempo “rio arriba” y lo seguiremos varios cientos de kilómetros. Las boyas en el agua seguirán en actividad y transmitiendo datos por varios meses. Por lo tanto podremos seguir analizándoles después de nuestra partida.

¿Cuáles son las dificultades principales?

Es una ventaja el tener tantas herramientas a disposición, pero eso también hace el trabajo más complejo. Debemos tomar en cuenta fuentes de información diversas, lo que es más rico pero más difícil de procesar: las elecciones son más difíciles de hacer, entramos en la complejidad de los fenómenos. Trabajamos con la incertidumbre asociada con la repentina aparición de los fenómenos naturales. ¡Sin olvidar el último parámetro importante, el clima!

Es un ejercicio de funámbulo, el de manejar con éxito estas incertidumbres. Habrá que ser muy flexible para ser reactivo, ajustar constantemente nuestra estrategia de muestreo. Es el gran reto y a la vez lo más emocionante. Creo que tenemos el equipo perfecto a bordo para eso. Sobre todo porque muchos de nosotros somos capaces de hacer rotaciones.

Pienso que es una misión que explota de manera óptima las características de un barco como Tara: permite esta clase de flexibilidad porque es pequeño y más manejable que los grandes barcos oceanográficos habituales.

Por último, la articulación de diferentes disciplinas como la física y la biología, es también algo complicado: son dos mundos muy diferentes, el vocabulario es distinto, nos obliga a encontrar un lenguaje común. La relación al tiempo trabajado en el mar es muy diferente. Uno de los desafíos es de lograr entendernos y trabajar juntos para hacer converger nuestros objetivos. De lograr eso, ¡es mucho más rico, por supuesto! La combinación de los aportes expertos y la precisión del área de trabajo hace que para mí, ¡esta etapa es realmente única!

Sibylle d'Orgeval