13/06/2011

Un japonés en Marsella


Johann, Hiro et Celine, cientificos. S.d’Orgeval/Tara Expeditions

Focus: Retrato de Hiroyuki Ogata, coordinador científico de Tara Oceans

Hiroyuki Ogata nace en una isla, en Japón, vive 12 años en un área costera, en Marsella, pero sin nunca pisar la cubierta de un velero. Sin embargo, desde hace quince días, Hiro se mueve con una facilidad poco común en la cubierta de Tara. Desde la salida de Guayaquil, Ecuador, es toda una secuencia de momentos que tiene sabor a bautizo para Hiro.

Un dorado más se ha enganchado a la línea: ¡Sushi! ¡Todo el mundo sueña con sushi! Nuestra chef Celine halló un libro de cocina japonesa y wasabi. Obviamente llaman Hiro al rescate. De rodillas en popa, cuchillo afilado en mano, rodeo de observadores, el maestro japonés despelleja y descuartiza el pescado, jugando de su herramienta con una habilidad innata: "¡Ah, pero es la primera vez que hago eso!” El corte de rodajas finas le sale perfecto.

Hay algo que él no hace por primera vez: estudiar el plancton, y en particular en medio de esos micro-organismos, los girus. Después de unos estudios de biofísica en Kyoto y 5 años de trabajo bioinformático en un laboratorio sobre el análisis de secuencias genéticas, Hiro se proyecta mas allá de los océanos, buscando un lugar donde continuar su carrera. ¿Los Estados Unidos? ¡Demasiado cerca de Japón! "Conocemos la cultura americana en Tokio. Inunda nuestra vida diaria, a través de los medios de comunicación. Europa me parecía mucho más exótica, con una fuerte cultura”. Consigue un post-doc en Marsella. "Yo no sabía absolutamente nada, solamente había visto la película “Taxi”, parecía ser una ciudad viva, me gustó.”

El inicio del año 99 es un maratón para Hiro: con su tesis recién aprobada el año pasado, el tramita su visa, aprende el francés, convence Yuki de casarse con él y acompañarle, lanza su mudanza y aterriza en Francia durante la primavera.

El primer año que le espera no es para descansar: "En Francia como en Japón, cuando eres científico, te acosa el credo "publish or perish"; ¡Si no publicas un artículo en una revista científica, te “mueres”! Al llegar yo tenía a fuerza que ganar mi credibilidad”. Así que se hunde el trabaja duro. Y se convierte en director de investigación en un laboratorio del CNRS.

En 2003, en colaboración con el hospital La Timone, el estudia el caso curioso de un virus más grande que los demás, del tamaño de una bacteria, que posee más genes que esta misma. Lo contagia la pasión por los virus y más específicamente los "girus", los virus gigantes. Le fascina la extrañeza de estas criaturas consideradas cada día más como unos de los más antiguos seres vivos. "Cuando estudiamos una bacteria, descubrimos un máximo de 30% de nuevos genes. ¡En los virus podemos encontrar entre 50 y 80% de genes nuevos! Los virus podrían ser los organismos más creativos de nuevas funciones. Podrían permitirnos entender el origen de los núcleos de las células, sobre los cuales no sabemos gran cosa".

Cuando Colomban de Vargas, un biólogo de la estación biológica de Roscoff (CNRS / UPMC) y uno de los pilares científicos de Tara, le ofrece a Hiro coordinar el estudio de girus por cuenta de la expedición, él no duda: "Para mi trabajo yo siempre utilizaba los datos recogidos por los demás, y a veces muestras muy viejas. ¡Así que poder hacer mis propias muestras! Y además acoplar este trabajo sobre los girus con el estudio de bacterias y protistas como propuesto por Tara Oceans, para mi es apasionante, un nuevo enfoque; puedo explorar las interacciones entre los girus y estos otros organismos." "Desde el comienzo del proyecto he trabajado mucho frete a mi pantalla de computadora. ¡Pero aquí estoy por fin en el terreno!" Amplísima sonrisa.

Disfruto ver la creatividad de los marineros a bordo. Ellos siempre encuentran una solución a los problemas, bien es cierto que no hay mucha gente alrededor nuestro a quien acudir”, subraya Hiro echando una mirada panorámica al azul profundo que nos rodea.

"Me sentía un poco ansioso al principio, pero el ambiente es excelente, realmente hay mucha solidaridad entre las distintas especialidades a bordo. Porque es cierto que cuando llegué a Francia, ¡lo que más me impresionó fueron los conflictos! La gente puede hablarse fuerte, hablar con dureza, y al día siguiente todo va bien otra vez; En Japón si llegas a enfrentarte con alguien, ¡está hecho para toda la vida! "

El leg de Hiro no ha terminado todavía, le queda más de 20 días de navegación todavía, de estaciones de muestreo; Ya no serán la primeras. Y ciertamente no las ultimas.

Sibylle d’Orgeval