S.d’Orgeval/Tara Expeditions.
Seguimos luchando con el clima. Estamos procurando establecer la agenda y el plan de muestreo de los próximos días. Las islas Gambier parecen estar a mano, al alcance de nuestras velas, y el tiempo de llegada prevista (E.T.A) se acorta. Pero organizar estaciones de muestreo en función de vientos totalmente imprevisibles es un real desafío. La ventana del clima no parece abrirse a la ciencia. Ayer, tras haber cancelado dos días de tomas de muestras con la CTD – roseta, amainaban viento y mar: " ¿Intentamos un despliegue ahora?”
Ritual del lanzamiento de la CTD, velas abajo, viento a favor, cada uno en su puesto en el arco en popa, donde se tira la CTD. Pero, sin el apoyo del viento, el oleaje se siente de repente más fuerte y el barco roda en serio. La popa parece a punto de sumergirse a cada paso de ola bajo el casco. No se puede operar en estas condiciones. No podemos arriesgar que la roseta vaya reposar en los fondos oceánicos. Sigue estando de actualidad la verdadera pregunta subsidiaria: " ¿Cuando iniciar la estación larga, la estación de 48 horas?” ¿Empezar ahora y tener que parar por el mal tiempo, o seguir navegando y esperando que llegue la mejora anunciada? Apostar es también arriesgado.
Afortunadamente el área que visualizamos para la estación es amplia, y un par de días más de navegación no afectarían el objetivo del muestreo. Los científicos quieren tomar muestras en la zona del giro del Pacífico, un remolino gigante de captura de masa de agua caliente en una columna profunda de 200 metros. Las aguas de este gran vórtice son muy pobres en nutrientes, los fertilizantes necesarios al plancton marino. El agua que nos rodea desde hace más de 30 días toma un matiz de azul de Klein, a veces teñida con un purpura acrílico. Muy pocas partículas detienen los rayos del sol hasta varias decenas de metros de profundidad; Eso le da al mar una transparencia comparable con el agua de manantial.
Ya van más de tres semanas desde que tenemos la sensación de progresar en medio de un desierto. Seguimos nuestro camino solitario lejos de las rutas marítimas de tráfico pesado, felices de confirmar que quedan todavía rincones desocupados en el planeta. Nada de tierra, nada de barcos. Puras dunas de agua y espuma. Excepto ayer.
De repente, ¡Un porta-contenedor en la dirección opuesta! "¿Dónde van? ¿De dónde viene? ¿Que llevan? ¿Por qué están en esta ruta tan poco transitada?" La cercanía de otras almas despierta la imaginación. Otros seres también están aquí con un propósito. A bordo de este pequeño punto en el horizonte, la gente vive, se activa; Nos vieron, ya es seguro, deben estar hablando de nosotros. Instintivamente nos sentimos curiosos por conocer las razones que les han empujado a esta ruta.
Y nos estamos imaginando sus adivinanzas, sus apuestas.
De repente, en el medio de la nada, un velero se quita la tela y… ¿Se deja derivar unas horas? Ninguna señal de auxilio, no mayday. Luego arrancan motores. Regresan hacia su punto inicial de deriva. Repiten lo mismo por 48 horas .No mayday. Todo parece normal a bordo. Maniobras irracionales parecen estar perfectamente controladas y llevadas a cabo con orden y precisión. “¡Locos, chiflados!". “¡No, para nada! Somos científicos" De veras, el recorrido que hacemos para las estaciones, unas líneas de puntos en la pantalla, podrían verse incoherentes.
Pero no. A bordo de Tara no se nos esta zafando un tornillo. El pronóstico del tiempo más propicio para la próxima estación apunta hacia el martes. Para este entonces deberíamos haber visto tierra. La primera desde hace 3 semanas: Henderson Island.
Sibylle d' Orgeval y Johan Decelle.
Par mayor información: http://www.tara.protist.fr