El plancton agrupa muchas especies flotando y derivando en una masa de agua.
C.Sardet/CNRSplanktonchronicles.org/Tara Oceans
Al examinar las razones de ser de la misión de Tara Oceans, uno da rápidamente con términos científicos no tan comunes. Upwelling, diatomeas, autótrofo, bloom…Palabras cuyo significado debe ser aclarado para el neófito. Es por lo tanto una oportunidad de abrir una nueva sección, "Tara Ciencias", que procurará en las semanas venideras aclarar los términos más utilizados en la cubierta de Tara. Y para inaugurar esta sección de buena manera, regresamos al corazón mismo de la expedición: el plancton.
¿Cuál puede ser el punto común entre una medusa, un micro-alga y una larva de crustáceo? A primera vista, no mucho parece unirlos. Sin embargo, todos forman parte del plancton. Normalmente, los grupos de especies son definidos por sus similitudes anatómicas o genéticas, y de hecho sus vínculos en el gran árbol de la evolución: es el trabajo de la filogenia.
En el caso del plancton, es el nicho ecológico, la forma de vida en un entorno específico, que es el denominador común, juntando así unas especies que no tienen mucha otra cosa en común. La definición del plancton se formulo en el siglo 19 y no puede ser más simple: todo organismo acuático, marino o de agua dulce, que vive en suspensión en el agua, sin capacidad real de avanzar contra la corriente, es parte del plancton.
La palabra proviene del griego “Planktos”, errante. El plancton agrupa una gran cantidad de especies, flotando y a la deriva en una masa de agua, desde la larva de erizo de mar hasta el alga unicelular, incluyendo una muchedumbre de virus y bacterias. Sin embargo, la definición aceptada hoy en día es un poco más compleja: la idea de cuerpos errantes bajo la superficie, sin medio de movilización, no es del todo exacta. Algunas especies tienen órganos sencillos de locomoción. Estos les permiten migrar a la superficie en la noche para alimentarse, antes de hundirse en las profundidades durante el día para evitar a los depredadores.
¿Es entonces equivocada la definición? En realidad no. Si esas migraciones verticales son reales, solamente tienen lugar dentro de una masa de agua. A diferencia de los otros habitantes del mar, sean peces o cetáceos agrupados bajo el término necton, estos animales son realmente incapaces de ir contra la corriente. Necton, las especie que se mueven contra la corriente, y plancton, las especies errantes, forman el pelagos, que reúne a todos los organismos que ocupan una misma columna de agua.
A partir de este concepto simple de plancton, los científicos han obtenido una variedad de términos: además del zooplancton (plancton animal) y del fitoplancton (plancton vegetal), se habla de nanoplancton, picoplancton, macroplancton y mesosoplancton. Todos estos términos permiten distribuir el conjunto del plancton en varios subgrupos, dependiendo de su tamaño.
El nanoplancton reúne todos los organismos del orden de la micra (una millonésima parte del metro), mientras el mégaplancton reúne las especies más grandes que se pueden medir en centímetros o hasta en metros para algunas medusas. Esta separación de acuerdo al tamaño es particularmente útil para los científicos en el campo.
A bordo de Tara por ejemplo, las mallas de las redes están calibradas para recoger sólo ciertos tipos de plancton. Una malla de 20 micrómetros, por ejemplo, permite recolectar sólo las especies por encima de este tamaño, dejando ir el nanoplancton, picoplancton y femtoplancton, de tamaños inferiores.
Pero después de todo, ¿por qué estudiar organismos tan pequeños, tan diferentes unos de otros? Hasta ahora poco estudiado, los científicos se dan cada vez mas cuenta de la importancia del plancton. Siendo el 98% de la biomasa marina, este grupo heteróclito parece tener una importancia considerable en la cadena alimentaria, el proceso de acidificación de los océanos, y -,-esta es la gran pregunta que se hacen los científicos de Tara Oceans-, un papel complejo en la regulación del clima. Unas influencias múltiples que tendremos a bien evocar en las próximas remesas de "Tara Ciencias".
Yann Chavance