Tara en las esclusas de Miraflores,canal de Panamá. Blanchard/Tara Expéditions
Desde su salida de Lorient en septiembre de 2009, el velero-laboratorio ha hecho escala en numerosos lugares míticos, escalas que marcan particularmente una tan larga expedición. El cruce del Canal de Panamá será una de esas. Saliendo por la mañana del Océano Pacífico, Tara entra ahora en las aguas del Atlántico. Crónica de un cruce de un mundo a otro.
07:00. La calma de la noche da paso a la bulla familiar de los motores. El pesado casco se empieza a mover, iluminado por los primeros rayos del sol.
07:15. Cerca de una boya, una lancha rápida nos aborda. El piloto panameño que nos acompañara hoy sube a bordo. El instruirá nuestro capitán Loïc Vallette por las maniobras en las esclusas y los pasos delicados.
7:20. Llegamos a la primera boya que marca el inicio de la Canal. Un viaje previsto de unos 80 km. Estamos listos para cruzar un continente.
07:45. Tara pasa por debajo del Puente de las Américas, que por décadas fue la única manera de pasar de una ribera a otra. Aquí el estuario se estrecha par convertirse en canal.
08:20. Se divisan las primeras esclusas. El sol comienza a calentar la cubierta de Tara ahora más poblada.
08:55. Estamos en las Esclusas de Miraflores. Una llamada telefónica nos informa que la webcam del canal nos está enfocando, difundiendo la imagen en línea.
08:56. Se tiran líneas, se cierran compuertas, dejando atrás el Pacífico. Delante de nosotros un imponente carguero rojo relega los 36 metros de Tara al rango de simple lancha. Imperceptiblemente, el agua sube los dos barcos de unos metros.
09:35. Entramos en la segunda recámara. Se repite la rutina de las enormes puertas que se abren y cierran bajo la mirada insensible de algunos pelícanos.
09:50. Las puertas se abren sobre el lago Miraflores. Aceleramos rumbo a las siguientes esclusas, las segundas de un total de tres.
10:30. Estamos de nuevo en un ascensor acuático, esta vez las esclusas de Pedro Miguel. Sólo dos puertas para subirnos al nivel del Lago Gatún, 26 metros sobre el nivel del mar.
10:50. La tripulación libera las amarras que nos unen a los muelles. El hormigón y el acero dejan lugar a una exuberante vegetación en las orillas.
11:05. Pasamos bajo el Puente Centenario. Castigado por un sol abrasador, el nuevo equipo de científicos recién embarcados prepara su primera estación, programada para el día siguiente, comprobando la roseta y el laboratorio húmedo.
12:00. Descubrimos el lago Gatún y sus numerosos islotes. Loïc y el piloto panameño guían las 120 toneladas de Tara entre las boyas que definen el canal.
13:30. Después de una comida en cubierta, es el momento del briefing de recepción de los recién llegados, aunque varios sean ya veteranos de Tara. El equipo científico aprovecha para exponer el programa y los objetivos de las estaciones de este leg.
14:40. Pequeño imprevisto: cambio de piloto. Tara corta sus motores y ancla en un rincón del lago. Larga espera. Nos mantenemos anclados hasta el anochecer, antes de pasar las últimas esclusas que se abren al Atlántico.
19:40. Después de cinco horas en silencio bajo un cielo incendiado por el sol poniente, arrancamos de nuevo los motores. El nuevo piloto ha embarcado, la vía está despejada. Podemos emprender la última etapa.
20:10. La noche ha caído sobre en el canal. Estamos en las esclusas de Gatún. Esta vez bajamos al nivel del mar. Nueva rutina de un juego de cuatro recamaras de esclusas bajo un cielo estrellado.
22:00. Se abre la última puerta. Y se nos abre el Océano Atlántico. Por fin.
22:40. Dejamos atrás la última boya que nos guió hasta mar abierto. El piloto deja el bordo. Estamos los 15 reunidos en cubierta, listos para este nuevo leg. Esta mañana estábamos en el Pacífico. Tara está ahora en un Atlántico que no dejara hasta Lorient.
Yann Chavance