19/08/2013

En un laberinto de hielo



Una osa y sus crías en el Ártico. A.Deniaud/Tara Expéditions
La goleta se aventura sola en el estrecho de Vilkinsky. Siguiendo las indicaciones de los reguladores de la flota rusa de rompehielos, Tara intenta acercarse al cabo Cheliuskin, punto estratégico del Paso del Noreste. Los mapas del hielo alientan la iniciativa, pero rápidamente Tara se encuentra en un laberinto de hielo.

El día había comenzado con buenos auspicios. En un entorno de tono pastel, una osa y sus dos cachorros se han asomado sobre un iceberg. Después de olfatear el aire con cautela, detectando una presencia inusual, la madre deja finalmente sus crías jugar sobre el hielo y amamanta una. Llenos de energía, los dos cachorros nos ofrecen otro hermoso espectáculo propio del Ártico. Media hora más tarde, es la hora  del baño. La madre indica el camino. Después de un largo momento de vacilación, los dos cachorros se deslizan al agua y los tres en fila se lanzan en el mar de Kara, dejándonos con unas de las más tiernas imágenes de esta navegación.

Tara abandona el mar de Kara por el mar de Laptev. Con motor, progresamos hacia el estrecho de Vilkitsky que separa la región continental de Taimyr del archipiélago de las Tierras del Norte. Según la última cartografía del hielo, las aguas parecen libres por varias millas. El centro de la flota rusa de rompehielos nos incita a dar un paso por delante de una posible próxima caravana de barcos. Pero pronto nuestro horizonte se cierra, vamos derecho hacia la banquisa. 

Entre deseo de progresar hacia el este, incertidumbre, y felicidad de poder contemplar nuevamente la imponente obra de la naturaleza, intentamos adentrarnos en un laberinto de hielo. A un nudo de velocidad promedia, nos damos cuenta de que no podremos pasar. La única opción es de dar la vuelta y volver a las aguas libres. El hielo se está moviendo y el regreso también nos exige vigilancia y paciencia. Una vez más el Ártico nos da una lección de humildad.

Derivando en aguas abiertas, esperamos la ayuda de un rompehielos. A unos diecisiete nudos, el Yamal salió ayer para liberar un carguero bloqueado cerca del cabo Cheliuskin. La paciencia es la calidad de los exploradores polares.
Anna Deniaud Garcia

Anna Deniaud Garcia