16/08/2013

Una estación en los hielos, vista por la oceanógrafa Diana Ruiz Pino




Diana Ruiz Pino, oceanógrafa. Anna Deniaud/Tara Expéditions

¿Cómo se ha desarrollado esta primera estación larga en el hielo?

El día ha sido intenso. Durante las estaciones largas, debo recoger agua de mar para el análisis de once parámetros diferentes: el carbono orgánico disuelto, el  CO2, el mercurio, los nutrientes, los pigmentos, etc. Cada muestra requiere de unas precauciones específicas para no ser contaminada. Por ejemplo, la materia orgánica puede ser contaminada por nuestra presencia, el contacto con nuestra piel; Por ello llevamos guantes, usamos pinzas. En cuanto al gas, el enemigo es el aire. Otra complejidad de mi trabajo viene de la utilización de ácido. Uno tiene que ser muy cuidadoso y preciso. Con los movimientos del barco, no es cosa sencilla. Esta estación larga me ha costado largas horas de vigilancia, ya que el más mínimo error condena la muestra.

En base a los perfiles y las muestras, ¿qué tipo de primera información recibes sobre la zona de  muestreo?

Observamos las características del Ártico. En primer lugar, la inversión del perfil de temperatura: a diferencia de los demás océanos, las aguas superficiales son más frías que las aguas profundas. La superficie estaba de -1.7°C, mientras estaba de -1.4°C en profundidad. Esto se debe al enfriamiento de las aguas de superficie por el hielo y por la temperatura del aire.

En segundo lugar, la salinidad es menor en superficie y aumenta significativamente en las profundidades, debido al derretimiento del hielo marino. De 32 en superficie, la salinidad pasa a 34 en menos de cinco metros. Esta zona, llamada haloclina, frena en verano los intercambios de masas de agua entre la capa de superficie iluminada y el reservorio profundo. Al inverso, en invierno, cuando se forma la banquisa, la sal es expulsada del agua de mar para formar el hielo. Este fenómeno conlleva la mezcla vertical de masas de agua, favoreciendo la subida de nutrientes a la superficie. Durante el invierno, por falta de luz para la fotosíntesis, los nutrientes se consumen muy poco. En verano, cuando el hielo se derrite, el fitoplancton encuentra un mar rico y con mucha luz, ambas condiciones esenciales de su crecimiento: es el bloom oceánico.

Esta explosión de vida, la estamos observando aquí en el mar de Kara. Las muestras son muy densas y coloridas, una verdadera sopa de fitoplancton. Era nuestro objetivo, el muestrear en una zona llamada “ice-edge”, el borde del hielo. Es un área altamente productiva que combina banquisa,  hielo derretido y agua de mar. Se puede identificar la zona a simple vista humana: un mar liso como vidrio, un hielo joven y picado cubriendo el 50% de la superficie. Es por ello que la pesca ha sido tan fructífera.

Más allá de la investigación sobre el plancton en continuación de Tara Oceans, ¿cuáles son los  parámetros específicos estudiados en esta expedición en el Ártico?

Al proyecto biológico de Tara Oceans sobre la taxonomía, la morfología y la genética del plancton, se agregan unos objetivos específicos del Ártico: los efectos del hielo y de su derretimiento acelerado sobre el plancton, y la suerte del dióxido de carbono (CO2) generado por la actividad humana. El Ártico es conocido como un importante sumidero de CO2 atmosférico. Queremos saber si este mecanismo de bombeo aumenta o disminuye desde la industrialización, y por qué. Para esto, recolecto muestras con miras a determinar los isótopos del oxígeno y del carbono. Estos datos nos permitirán determinar su origen. 

Existen dos hipótesis principales sobre la procedencia del carbono. Primero, el hielo marino se derrite a causa del calentamiento global y deja entrar el CO2 de la atmósfera. Segundo, otra fuente importante de carbono viene del derretimiento de los glaciares continentales. Estos cuerpos de agua dulce acarrean con ellos, por los ríos, el carbono del permafrost. Los descubrimientos recientes revelan un incremento del carbono en el océano Ártico. Para completar la investigación sobre el CO2, contamos con dos dispositivos a bordo: el CO2Pro y el  Seafet. Ellos, respectivamente, miden continuamente la cantidad de CO2 y el pH del mar. El pH es un indicador de la acidificación de las aguas frías, un mecanismo químico causado por la penetración de CO2 industrial en el mar. Estoy trabajando en este programa con dos laboratorios, el de Vigo, España,  y el de Villefranche-sur-mer.

El hielo sigue presente en el Cabo Tchelyouskin, bloqueando actualmente el paso de Tara. ¿Podemos alegrarnos de esta situación, significa una desaceleración del derretimiento?

Si el hielo sigue siendo compacto en el Estrecho de Vilkinsky, esto no significa que el derretimiento sea menor en el conjunto del Ártico. Se dan variabilidades locales, regionales y naturales que no deben ser pasadas por alto. Si la atmósfera provoca el derretimiento del hielo, a causa del viento y del aumento de las temperaturas, el océano también juega un papel: el podría mantener y acelerar el proceso de derretimiento. 

El mecanismo de esta gran máquina térmica, es decir el mismo océano, y su influencia sobre el derretimiento, aguarda todavía numerosos interrogantes. Confío en que las mediciones hechas por Tara enriquecerán nuestras bases de datos y confirmarán -o infirmarán- los modelos de predicción del GIEC. 

El GIEC anuncia la completa desaparición del hielo marino de verano, en la próxima década. En 2012, hemos presenciado un derretimiento record. ¿Pero, cuáles serán las condiciones del hielo al final del verano de 2013?

Entrevista realizada por Anna Deniaud Garcia

GIEC: Grupo Internacional de Expertos para el Clima.