Lenticulares. Anna Deniaud/Tara Expéditions |
Todo comienza con
un ingenioso vehículo, mitad 4x4, mitad zodiac. Uno de los guarda-parques de la
base de Nagurskaya nos invita a continuar en el mar el descubrimiento de la
isla Alexandra. Después de recorrer un camino
rocoso, el vehículo se tira al agua. Rebasamos dos icebergs, un rayo de sol
atraviesa la espesa nube e inunda generosamente el acantilado de un glaciar. Aumenta
la velocidad y el frio nos entumece.
Poco a poco, el glaciar se desvela, con un
cantil de unos cien metros de altura. Nos sentimos algo ridículos al pie de la
majestuosidad de esta obra de la naturaleza. ¿Cuántos años habrán sido
necesarios para crear este monumento de hielo? Los glaciares nacen de la
acumulación de cristales de nieve. Por el contacto con el agua de mar, la radiación
solar y las tensiones mecánicas de hielo, se producen luego unas grietas, liberando
así unos enormes bloques de hielo: los icebergs. El espectáculo es grandioso,
de una belleza casi indescriptible.
Por la mañana,
Tara sale de la isla de Alexandra para coquetear con las islas vecinas. Una vez
más, el sol tarda en salir. Bordeando los glaciares, divisamos un primer oso
polar paseando por una cresta. Pese a su gran tamaño, el animal es sólo un
pequeño punto amarillento en el centro de una inmensidad blanca. La piel del
oso tiene este tinte amarillento por las algas microscópicas en pequeñas
burbujas que se quedan en su pelaje.
Al mediodía, el
sol sale finalmente, dando a los bloques de hielo flotante unos matices de
diamantes. Tara juega a las escondidas con las formas efímeras de los icebergs.
Arte cubista o estilo barroco, se mezclan los géneros en esta exposición
marítima. El cielo despliega sus lenticulares, estas nubes blancas de forma oval
que salpican el telón azul, la tierra exhibe columnas de basalto, unos prismas
verticales formados por el enfriamiento de lava.
Aparece otro oso, tranquilo.
Si el maestro del Ártico suele vivir en el hielo, cada vez más al norte debido
al calentamiento global, no es raro encontrarlo en la tierra firme de esta región,
ya que las islas Francisco José son su territorio de invernada y reproducción.
Después de un largo tiempo con las patas en el agua, el animal se tira al mar en
busca de un nuevo territorio de caza.
Reanudamos también
nuestro viaje, en busca de un nuevo territorio a explorar, igualmente
encantador.
Anna Deniaud
Garcia
Bibliografía:
Animales de los polos, por Fabrice Genevois; Los polos en cuestión, por Remy
Marion