Tara en el hielo. A.Deniaud/Tara Expéditions |
"El
rompehielos ha pedido al carguero que él iba escoltar, de esperar una semana
más." Según las fuentes de Sergei Pisarev, hasta los barcos más grandes deben
esperar. En el estrecho de Vilkitsky, entre el Mar de Kara y el mar de Laptev,
los bloques de hielo todavía miden tres metros de espesor. Sólo un rompehielos
nuclear ruso puede pasar, pero hay probabilidades de que el hielo vuelva a
cerrarse detrás de él, paralizando cualquier barco que intente seguirlo. "El
hombre piensa que puede controlar todo, pero en el Ártico, la naturaleza todavía
nos muestra que ella tiene el mando" comenta Diana Ruiz Pino, veterana de campañas
oceanográficas polares.
En 2011, tras el
paso del petrolero Vladimir Tikhonov, el barco más grande que haya pasado del Atlántico
al Pacífico por la ruta del Norte, otros veintiséis barcos han cruzado también el
mismo año; La ruta marítima del Norte
parecía entonces definitivamente abierta. Confortados por los datos sobre el
calentamiento global, los armadores y propietarios ya imaginaban abaratar sus
costos en el trayecto Rotterdam-Tokio: 23300 kilómetros por Canal de Panamá, 21100
kms por el Canal de Suez, y sólo 14100 kms por el Paso del Noreste; Un menor
consumo de combustible, menos gravámenes, y menos riesgos de piratería en el
Golfo de Adén.
Pero parece que
el Ártico no ha dicho su última palabra. El Cabo Tchelyouskine está todavía preso
del hielo, así que debemos esperar. Incluso es permitido regocijarse de la situación:
tal vez los osos polares vayan ganado así unos años más de paz.
El legendario
Paso del Noreste aún no se ha convertido en una autopista marítima. Es el sueco
Adolf Erik Nordenskiöld quien fue el primer navegador en conectar el Atlántico
con el Pacífico por la costa de Siberia, en julio de 1879. A bordo del Vega, en julio de 1878, él y su tripulación se
habían quedado atrapados diez meses de invierno en territorio de los Tchoukotes
antes de poder cruzar. Habrá luego que esperar cuarenta años para que se dé una
segunda travesía, realizada por Roald Amundsen. En 1935, la expedición
soviética dirigida por Otto Schmidt logra cruzar por primera vez el paso del
noreste sin invernar.
Considerando esta
perspectiva histórica y épica, frente a una pared de hielo, nos damos cuenta de
que dar la vuelta al Círculo Ártico, en velero, en el transcurso de un solo verano,
sigue siendo una hazaña.
Anna Deniaud
Garcia