Terranova. V.Hilaire/Tara Expéditions |
¿Cómo diablos lo lograron
los vikingos, Jacques Cartier, esos grandes descubridores de los parajes del
río Saint Laurent? No tenían mapas, ya que son ellos quienes los hicieron.
Navegaban sin motor, no había perdón a los errores. Sus velas sólo servían realmente
con viento a favor, pero con las tormentas del Oeste que nacen aquí, ellos recibían
un viento en contra. Además de un sentido marino muy desarrollado, garante de
su supervivencia, debían reaccionar y maniobrar en cualquier momento, sin pronóstico
del tiempo. De no ser así, era la catástrofe a orillas de los bosques.
Al anochecer de
ayer, hemos vivido una experiencia de este tipo.
La tormenta viene
arreciando en nuestra cala. Los marineros y el capitán, Martin Hertau, están al
acecho, siguiendo la llegada gradual de una depresión del Oeste. Hemos perdido
31 milibares en 24 horas, el cielo se va poner bravo.
De repente, a las
once de la noche, el ancla pierde agarre
y se resbala. Tara comienza a deslizarse con rapidez hacia la costa más cercana al Sur.
Es allí cuando solo la extrema reactividad de los marineros nos evita encallar.
Martin solicita los motores para mantener el barco en el viento que sube en
potencia, Dan (Daniel Cron) vuelve a conectar el molinete eléctrico cuyos fusibles
cortan a cada rato por la tensión en el ancla. Al final, Dan gana su pelea con
el circuito eléctrico y el molinete logra subir el ancla. En marcha reversa, tras
larguísimos minutos, Martin logra regresar Tara en aguas más apacibles, para fondear
de nuevo. La batalla para no terminar la expedición varados en unas rocas se torna
felizmente a nuestro favor.
Después de una
noche de aguda vigilancia de los marineros, temiendo que Eolo lance una nueva
ofensiva, el anemómetro sigue indicando rachas de hasta 50 nudos. Todo el mundo
está atento, motores encendidos por si acaso. Saldremos mañana por la mañana de
Sainte Barbe y Terranova para entrar en el Golfo del rio Saint Laurent.
Vincent Hilaire