El cambio climático
conlleva transformaciones en el conjunto de los ecosistemas. La tercera fase científica
de nuestra misión en Japón se enfoca en uno de esos fenómenos: el desplazamiento,
la migración de las especies, con la presencia de nuevos depredadores.
Por su posición
geográfica, Japón conoce importantes variaciones de temperatura de norte a sur
del archipiélago. Es lo que los científicos llaman el gradiente de temperatura.
Los paisajes subacuáticos difieren según las latitudes. Al norte, las macro
algas como las laminaria han sido tradicionalmente dominantes. Al sur, el archipiélago
de Ryukyus, son los arrecifes coralinos que dominan. Pero el calentamiento climático
modifica cada ecosistema.
Los corales
no son los únicos en sufrir el aumento de las temperaturas. Las algas presentes
en las aguas templadas son afectadas también. Y el número de depredadores crece
gracias a las temperaturas favorables.
Desde hace
20 años, los científicos observan el desplazamiento de peces tropicales o
subtropicales del sur hacia el norte, en correlación con el aumento de las
temperaturas de los océanos. Ciertos peces ya no temen a las aguas demasiado frías
y llegan ahora en zonas nunca antes colonizadas. “Cuando hace más calor, uno
observa un fenómeno fisiológico en estos peces: se alimentan más. Más numerosos y más hambrientos, esos herbívoros
controlan la cantidad de algas presentes en el ecosistema. Ante una presión
creciente, las laminaria pierden terreno. En el futuro, estos peces son capaces
de subir a latitudes todavía más altas y tal vez crear espacios para los
corales, eliminando las algas. Pero debemos contar con el compañero diabólico
del cambio climático: la acidificación de los océanos. Uno podría imaginar que
el aumento de temperatura es favorable a la migración de corales en regiones más
septentrionales de Japón, pero todos los parámetros no lo corroboran. Si el aumento
de las temperaturas bien favorece el crecimiento de los corales, por el contrario,
la acidificación del agua oblitera el desarrollo de su esqueleto. Esos dos parámetros
antagónicos hacen que no podemos prever lo que nos depara el futuro”, explica
Sylvain Angostini.
Este mes
estudiaremos el fenómeno de tropicalización de los ecosistemas templados a lo
largo de las costas japonesas y sobre todo en Kochi, que parece ser un ejemplo
mundial: “La bahía en la cual vamos a bucear es sumamente interesante: de un
lado de la bahía, el ecosistema original, dominado por las algas, está todavía
presente. Del otro lado de la bahía, observamos una tropicalización radical y las
laminaria han sido reemplazadas por corales. ¿Por qué? Es lo que trataremos de
entender gracias los datos recolectados a bordo”
Noëlie Pansiot.
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