Nicolas Floch, oriundo de Bretaña, embarcó en la escala de Tokio. Él es artista plástico y docente en la Escuela Europea Superior de Arte de Bretaña. Durante un mes, en residencia a bordo, el buceará junto a los científicos para estudiar los corales.
“A los 12 años soñaba con ser marinero
pescador. A los 14, salía por estaciones con ellos, en La Turballe. A los 17,
dejé los estudios para irme en barcos pesqueros por un año. Luego, volví al
liceo, a la universidad, y terminé un master en la Glasgow School of Art.
Trabajo en escultura, en instalaciones, en fotografía y video, así como en
performance.
El mar es
uno de los temas horizontales que cruzan el conjunto de mi práctica. Desde 2010,
desarrollo un proyecto sobre arrecifes artificiales. Un arrecife artificial es
una estructura, una arquitectura de metal o de hormigón, sumergida entre 10 y
80 metros de profundidad, destinada a restaurar hábitats deteriorados o a
producir biomasa.
En Japón,
existen ciudades enteras sumergidas. Se estima que hay unos 20,000 sitios
debajo de la superficie, y hasta decenas de miles de arrecifes por sitios, a
veces con torres que alcanzan los 35
metros de altura. Una verdadera urbanización subacuática. Estoy repertoriando estas
arquitecturas y efectúo un trabajo documental en volumen gracias a la
escultura.
Les
reproduzco antes de ls inmersión, en los mismos materiales, pero a una escala
de 1/10. Son arquitecturas que, una vez debajo del agua, se transforman y son
más accesibles. Buceo sobre esas estructuras sumergidas para fotografiarlas.
Este trabajo me ha permitido entender el funcionamiento de esos arrecifes
artificiales, y observar sus pros y contras.
No existe
un sistema ideal, pero al filo de mi observación he constatado que ellos generan
biomasa y ofrecen refugios duraderos. No se debe medir su papel solo en término
de hábitat. Esos arrecifes artificiales modifican las prácticas de pesca,
porque no permiten el arrastre de redes profundas. La forma de pescar se debe entonces
repensar: con línea, con nasas, con el uso de sistemas más amigables. Así se
viene practicando una pesca más duradera. Esta modificación de práctica me
interesa.
Tara es un
sueño mio de años. Cuando oí mencionar a Tara Pacific, ya estaba trabajando sobre
los arrecifes desde hace varios años. Se impuso una evidencia. Estoy, por
consiguiente, sumamente feliz de poder unirme a la expedición. Me concentraré aquí en
los corales. El océano es inmenso y más uno se sumerge, más mide la amplitud de
temas que tratar.
Tara ofrece
un acceso a este espacio merced a los intercambios con los científicos. A
bordo, mi trabajo se inscribe en una lógica que inicié antes de embarcar, pero
es obvio que Tara me ofrece una dimensión suplementaria. La goleta trabaja a
gran escala, a la escala del planeta. Es la misma cosa para mí: aquí podré
trabajar a otra escala.
Entrevista realizada por Noëlie Pansiot Vinculo, aqui: Los artistas y Tara