Comunicado de prensa, 19 de abril 2017
Descubrimiento de una importante zona de
acumulación de desechos plásticos en el Océano Ártico
Las
expediciones de investigación científica Tara Oceans 2009-2013 (Francia) y
Malaspina 2010 (España), evidenciaron el
transporte a gran escala de desechos de plásticos flotantes desde el -océano
Atlántico hasta el Ártico. El estudio, publicado en Science Advances confirma que, en solo algunas décadas de uso
de materiales plásticos, la consiguiente contaminación marina ya se ha
convertido, hasta en el Ártico, en un grave problema.
Aunque la
baja densidad de población de la cuenca ártica produzca pocos desechos locales,
este nuevo estudio nos enseña que los mares de Groenlandia y Barents, la parte
norte del Atlántico norte, acopian grandes cantidades de desechos plásticos
acarreados por las corrientes oceánicas. En esta región del mundo, las
potenciales repercusiones ecológicas de la exposición a los desechos plásticos
son amplificadas por el carácter único de este ecosistema, todavía apartado y
virgen.
El equipo
encargado del estudio, dirigido por el profesor Andrés Cózar de la Universidad
de Cádiz, España, está compuesto por 12 instituciones de 8 países: Fondation Tara Expéditions (Francia),
Universidad de ciencias y tecnologías del Rey Abdallah (Arabia saudita), CNRS
(Francia), Imperial College de Londres (Reino Unido ), Lake Basin Action
Network (Japón), Universidad de las Baleares,
Consejo superior de la investigación científica (CSIC, España),
Universidad de la Sorbona (Paris, Francia), Universidad de Aarhus
(Dinamarca), Universidad de Utrecht
(Países Bajos), Universidad de Harvard (USA),
Fundación vasca para la ciencia IKERBASQUE (España), Centro tecnológico experto en innovación
marina y alimentaria AZTI (España).
El equipo
de investigación de Andrés Cózar había demostrado anteriormente que cada uno de
los 5 giros oceánicos actúa como una inmensa zona de convergencia para los
desechos plásticos flotantes. En un estudio más reciente, ha demostrado que los
mares semicerrados con fuerte densidad de población, tal como el Mediterráneo,
pueden también constituir zonas de acumulación importante de desechos
plásticos. El océano Ártico, alejado de las zonas de población, no era
inicialmente candidato a la acumulación de microplásticos.
En el
transcurso de la expedición Tara Oceans, la goleta Tara ha efectuado un
muestreo alrededor de la cuenca ártica y ha recolectado microplásticos durante
5 meses, con miras a realizar un mapa mundial de la contaminación plástica
flotante.
“Las concentraciones de plásticos en las aguas árticas eran menores,
tal como lo esperábamos, pero hemos
descubierto una zona al norte de los mares de Groenlandia y de Barents que
arrojan valores relativamente elevados. Se desarrolla un transporte continuo de
desechos flotantes desde el Atlántico norte, y los mares de Groenlandia y
Barents constituyen un impasse para esos plásticos, acarreados hacia el Polo
por las corrientes marinas y obligados a quedarse en superficie”, comenta
Andrés Cózar.
Se estima
en varios cientos de toneladas la cantidad de desechos plásticos flotantes
atrapados en las aguas de superficie de esta zona. Esta masa está constituida
de cerca de 300 billones de elementos, principalmente de fragmentos del tamaño
de un grano de arroz. Las cantidades pueden ser más importantes aún. Como el
agua de superficie no es el destino final del plástico flotante, el estudio
sugiere la hipótesis de que existen otras cantidades importantes en los fondos
oceánicos del Ártico.
Si una
parte de los plásticos encontrados en el Ártico proviene de fuentes locales,
principalmente por el hecho del aumento de la actividad marítima en esta zona,
las cargas elevadas de plásticos en el océano Ártico resultan, en su mayoría,
del transporte a gran escala de los desechos procedentes de zonas densamente
pobladas en el Atlántico norte. Esta transferencia de plástico hacia los polos
está vinculada a la circulación meridiana de vuelco en el Atlántico, una “cinta
transportadora” conocida hasta ahora
para redistribuir el calor de las latitudes más calientes hacia los polos.
Para
determinar el porvenir del plástico en el Atlántico norte, los investigadores
han usado los datos procedentes del seguimiento satelital de más de 17,000
boyas a la deriva que flotan en la superficie de los océanos. “Lo que realmente
nos inquieta es que podemos seguir este plástico hasta las costas de
Groenlandia y el mar de Barents directamente desde las costas del noroeste de
Europa, del Reino Unido y de la costa Este de EE.UU. Son nuestros desechos
plásticos que van a para ahí”, precisa Erik van Sebille, del Instituto Grantham
del Imperial College de Londres.
La
humanidad hace uso del plástico desde hace unas décadas solamente, pero la
contaminación generada en los medios marinos ya es un problema a escala
mundial, una prueba indudable de que el hombre tiene la capacidad de alterar el
planeta.
Maria Luiza
Pedrotti, del CNRS, explica: “El mar no tiene frontera, una contaminación
plástica generada en un lugar puede “manchar” algunas regiones aisladas y
causar efectos devastadores sobre un ecosistema virgen, tal como el Ártico.
Esta zona forma un callejón sin salida, un impasse, donde las corrientes dejan
los desechos a la superficie. Tal vez estemos presenciando la formación de otro
basurero de nuestro planeta, sin entender totalmente los riesgos corridos por
la fauna y la flora local”.
Y Romain
Troublé, director de la Fondation Tara Expéditions, recalca: “Los resultados de
este estudio subrayan la importancia de reducir al mínimo y manejar mejor los
desechos plásticos desde su origen por los industriales, en los hogares, en las
colectividades y a nivel de los Estados; porque cuando estos desechos llegan al
océano, su destino y sus impactos se vuelven incontrolables”.
Referencia: The Arctic Ocean as a dead end for floating plastics in the North
Atlantic branch of the Thermohaline Circulation. Science Advances 3,
e1600582 (2017).
Andrés Cózar1,*, Elisa Martí1,
Carlos M. Duarte2,3, Juan García-de-Lomas1, Erik van Sebille4,5, Thomas J.
Ballatore6,7, Victor M. Eguíluz8, J. Ignacio González-Gordillo1, Maria L.
Pedrotti9, Fidel Echevarría1, Romain Troublè10 and Xabier Irigoien11,12
1Departamento de Biología, Facultad
de Ciencias del Mar y Ambientales, Universidad de Cádiz, Campus de Excelencia
Internacional del Mar, E-11510 Puerto Real, Spain.
2King Abdullah University of Science
and Technology, Red Sea Research Center, Thuwal 23955-6900, Saudi Arabia.
3Arctic Research Centre, Department
of Bioscience, Aarhus University, C.F. Møllers Allé 8, DK-8000 Århus C,
Denmark.
4Grantham Institute and Department
of Physics, Imperial College London, London, U.K.
5Institute for Marine and
Atmospheric Research, Utrecht University, 3584 CC Utrecht, Netherlands.
6Lake Basin Action Network, Moriyama
524-0063, Japan.
7John A. Paulson School of
Engineering and Applied Sciences, Harvard University, Cambridge, MA 02138, USA.
8Instituto de Física Interdisciplinar
y Sistemas Complejos (CSIC-UIB), E-07122 Palma de Mallorca, Spain.
9Sorbonne
Universités, UPMC Universitè Paris 06, CNRS UMR 7076, Laboratoire
d’oceanographie de Villefranche, Villefranche-sur-mer, France.
10Tara
Expéditions, 75004 Paris, France.
11AZTI–Marine
Research, Herrera Kaia, Portualdea z/g, 20110 Pasaia (Gipuzkoa), Spain.
12IKERBASQUE,
Basque Foundation for Science, Bilbao, Spain.
Autor coresponsal: Email:
andres.cozar@uca.es