12/07/2013

Viento ártico


Viento ártico .A.Deniaud / Tara Expéditions

Un viento helado infla las velas, con rachas de 30 nudos. Se recogieron cuidadosamente las últimas muestras de la estación larga de Santa Anna. Tara puede reanudar su viaje hacia el norte de Novaya Zemlya. En cuatro días, llegaremos a la posición 77° 11 Norte y 73° 37 Este, zona prevista de la cuarta estación científica de este tramo Múrmansk –Dudinka.

Al dejar el desfiladero submarino de Santa Anna, pensamos en el barco ruso que le ha dado su nombre. Después de salir de San Petersburgo el 28 de julio 1912, el Santa Anna sigue la ruta marítima del Norte. Al mando de Brusilov y Albanov, la tripulación explora las costas de Siberia en busca de nuevas regiones de caza de ballenas, osos polares, focas, morsas... En octubre 1912, frente a la península de Yamal, el barco queda  atrapado en el hielo. Deriva más de dos años en dirección del Polo Norte sin ver tierra alguna, rebasando la longitud del archipiélago de Franz Joseph. En abril de 1914, la comida escaseándose, Albanov y trece voluntarios dejan el tres-mástiles. De este recorrido en trineos y kayaks hasta Cabo Flora, al sur del archipiélago de Franz Josef, en unas condiciones extremas de frío y hambre "en la tierra de la muerte blanca”*, sólo Albanov y Konrad se salvan.

En medio de un mar libre de hielo, Tara navega con todas las velas izadas. Muy pocos bloques de hielo al horizonte. Sin embargo una pared blanca de hielo aún bloquea  el acceso a Dudinka, a unos cientos de millas de distancia. "Las condiciones del hielo están cambiando y en una semana, el área debe ser accesible" confía Samuel Audrain. 

Prevemos llegar a la desembocadura del río Yenisei el 22 de julio. Hasta entonces, la misión continúa. Se organiza una “ronda ciencia” en la cual el marinero de turno controla el barco mientras su binomio chequea el laboratorio seco, para cerciorarse de que la medición continua de salinidad, temperaturas, etc., se lleva a cabo sin problema. En total, hay que controlar unos veinte elementos, desde fuentes de poder, hasta temperatura de los congeladores y funcionamiento del software. En caso de avería o duda, despiertan Marc Picheral, el ingeniero oceanográfico. Eso es también parte de la expedición.

Anna Deniaud Garcia

* En la Tierra de la Muerte Blanca. Ediciones Guérin Chamonix. Bitácora de Valerian Albanov.