Sergei Pisarev. A.Deniaud/Tara Expéditions |
Sergei cuenta con
más de veinte derivas en el Ártico y treinta expediciones en todo el mundo. Pero
antes de llegar a ser viajero, audaz, apasionado, el nace en 1958 en Kharkov, Ucrania. Pronto, debe
seguir su padre, oficial del ejército, hacia el oriente de la URSS, China, Letonia;
Construir, partir, volver a construir, partir de nuevo.
Cuando niño, esta
reconstrucción permanente es algo que Sergei vive cada primavera en la
banquisa. Pero para un niño, no es tan simple. "Es difícil cambiar sin
parar de escuela, pero eso le enseña a
uno ser fuerte, independiente y comunicativo." Buen estudiante, el sueña
con convertirse en navegador. Unos años más tarde, las películas de Cousteau lo
motivan en sus ambiciones. A los diecisiete años, el se inscribe en geografía
en la ilustre Universidad Estatal de Moscú.
Un año de geografía,
cuatro años de oceanografía. Diplomado de la Universidad, el integra el
Instituto de Acústica de Moscú y participa
en su primera expedición polar en el mar de Barents. "Estudié durante
meses la dinámica del frente polar, y estuve exactamente en la misma posición geográfica
que ahora con Tara". En 1982, él deriva encima del desfiladero de Santa
Anna, donde estábamos hace unos días. Así que Tara Oceans Polar Circle tiene algo
de peregrinación para Serguei.
Los diez años siguientes,
este apasionado de física conjuga paternidad con una estadía cada primavera afuera
del archipiélago de Franz Joseph para una derivas de tres meses en el hielo.
"En aquel tiempo, yo había armado mi propia sonda de temperatura, un cable
de quince metros que ponía en el agua bajo el hielo para estudiar los grandes
movimientos verticales del agua, las ondas internas". A los 27 años, él es
ascendido a jefe del campamento, a cargo de la seguridad del equipo humano y de
los materiales”. En esta región muy dinámica, los movimientos del hielo son
comunes, se debe desplazar constantemente las tiendas y los instrumentos.
Durante estos diez
años, los datos científicos y los recursos abundan. En tres o cuatro meses, Serguei
llega a ganar el sueldo anual de un ingeniero. Pero de repente, tal el hielo
marino, el bloque soviético se derrite, causando la caída de la economía. No
hay recursos para la ciencia, Sergei se refugia en pequeños trabajos de oportunidad.
"De generación en generación, en mi país, siempre hemos tenido que
adaptarnos, así que reaccione sin deprimirme. Una crisis es mejor que la guerra".
Afortunadamente,
en 1994, las actividades arrancan de nuevo. Sergei participa en un estudio transártico
sobre la propagación del sonido en el mar, un estudio aclamado como la mejor
colaboración científica del año entre los Estados Unidos y Rusia. Los proyectos
internacionales siguen. En 2006, él navega por primera vez en Tara en el marco
del proyecto científico Damocles yl estudia las consecuencias económicas y
sociales del cambio climático en el Ártico, en ocasión del programa europeo ACCESS.
El es también consultor para una empresa que proyecta extraer gas en el Mar de
Barents. Cuando se le pregunta acerca de los peligros de tal actividad, el responde:
"Cualquier actividad industrial es peligrosa para la naturaleza, espero
que podamos organizar esa lo mejor posible".
Esperemos
entonces que Sergei y sus colegas tengan éxito en la protección de esta hermosa
parte del mundo, para que otros después de ellos puedan todavía pisar un territorio
virgen y puedan escuchar crujir el hielo.
Anna Deniaud
Garcia