Tara en Dudinka. Anna Deniaud / Tara Expéditions |
Después de subir el río Yenisei durante dos días, hemos
atracado en Dudinka, Rusia. A pesar de la temprana hora de nuestra llegada,
alrededor de las dos de la mañana, las autoridades estaban esperándonos. Una
vez los tramites rápidamente cumplidos, salimos a explorar las tranquilas
calles de la capital del Taimyr, esta región del norte de Rusia.
Desde el primer
momento, uno siente la calidez y la hospitalidad de la gente del norte, tal vez
su mejor defensa contra los inviernos largos y duros. El capitán de la
embarcación del práctico que nos ha guiado las últimas millas nos invita a
bordo. No podemos evadir la tradición rusa de un vaso de vodka con un trozo de pescado crudo. Nuestras primeras mímicas
de rechazo cortes provocan la risa de los presentes. Pero el alcohol ayuda a morder
el pescado todavía sangrando. Lee se deja convencer también, sin entusiasmo. Luego, una joven se acerca a
la tripulación para ofrecerle una cabeza de lobo en perlas montadas sobre su
piel.
Después de visitar
la iglesia Svyato-Vvedenskaya y saludar al inevitable Lenin de piedra,
recorrimos las avenidas, dominadas por unos ductos de calefacción al aire libre,
un sistema que afea la perspectiva. Pero la índole del suelo, el permafrost o pergelisol,
no deja muchas opciones. Como para compensar esta desgracia visual, se han
pintado las fachadas de colores (que fueron) vivos: Rosa fucsia, amarillo limón, verde oliva.
Unos árboles luminosos de plástico adornan las aceras. Y las mujeres ostentan
camisetas y prendas de colores fluo, una indicación de que la moda no se
detiene en las puertas de Siberia.
Detrás de los
bloques de inmuebles, entre tiendas de vegetales, un parque infantil y un vehículo
abandonado que podría ser pieza de colección, descubrimos un cyber-café, y
luego un bania, la sauna rusa. Nos gustaría pasar las puertas pero nos hace
falta dominar el idioma, el freno más importante a nuestra inmersión en
Siberia. Aunque en Dudinka, tal vez el ruso no sea del todo suficiente, por el notorio
cruce de orígenes y culturas que aquí conviven.
Anna Deniaud
Garcia