01/03/2011

En el puerto de Valparaíso


Maryse Bossière y Chris Bowler © V.Hilaire/Tara Expéditions

01-03-2011
Las cuatro de la mañana. Bulliciosa actividad  en el puerto comercial de Valparaíso. Hombres y  máquinas cargan, de día y de noche, los cargueros fruteros en el muelle. De diciembre a mayo,  buques mercantes de todo el mundo vienen abastecerse en Valparaíso de frutas destinadas a sus países. En los contenedores se apilan uvas, manzanas, mandarinas, naranjas, kiwis y otras.
En cubierta de Tara, el ambiente es más tranquilo. Pedro, un chileno a cargo de la vigilancia del barco hace rondas nocturnas. Después de un turno de noche de dos horas, Yohann, nuevo mecánico embarcado, vuelve a su cama para tres cortas horas de sueño. A las siete de la mañana, la actividad se reanudará en Tara, compitiendo con los barcos vecinos.
Cargar velas, vaciar el zodiac, controlar las poleas “científicas”... Una larga lista de tareas  espera la tripulación, pero la prioridad es de reparar rápidamente este “maldito” generador. Los expertos chilenos reanudaron su pesquisa anoche. Por el momento no hay pista más precisa que la de una falla de origen mecánico en el motor. Se seguirá buscando todo el día. Asunto a seguir... muy de cerca.
Como en cada escala, la presencia de Tara es también una oportunidad para dar a conocer el proyecto científico. Ayer, después de la tradicional rueda de prensa, la Embajadora de Francia en Chile, Maryse Bossière, visitó la tripulación. "El paso de Tara por Chile es un evento de particular importancia para nosotros y un motivo de satisfacción. Se perpetua así una ya larga tradición de presencia de barcos científicos franceses en el país”.  Alrededor de la roseta,  científicos,  marinos y diplomáticos debaten. "También esperamos que esta expedición impulse nuevas colaboraciones entre científicos franceses y chilenos. " declara la embajadora. El próximo martes, está previsto un intercambio con investigadores chilenos a bordo de Tara.
Las ocho de la mañana. La goleta está anclada en la bahía de Valparaíso. El puesto en el muelle se debe liberar en el transcurso del día. Los mecánicos ya metieron las manos en la grasa. En el  comedor, Hélène, cocinera a bordo durante un mes, traspasa secretos culinarios a Céline, su reemplazo. Las recetas intercambiadas auguran sabrosos momentos. Por su parte, los científicos han abandonado el barco para trabajar en tierra y disfrutar de una buena conexión a Internet. Mañana les espera un día cargado. Comenzaran a desembarcar las muestras tomadas en los tramos de América del Sur, desde Buenos Aires a Puerto Montt, pasando por la Antártida.
Anna Deniaud.