8 días y 1,215 millas de navegación intensa desde Whangarei, Nueva Zelanda, para llegar a Sidney, Australia, este 18 de agosto.
“Hemos
encontrado un poco de todo en este tramo agitado. En esta estación, se siguen
las depresiones una tras otra, entre la costa este de Australia y Nueva
Zelanda. Es como en el Atlántico norte.” Se requirió toda la experiencia de Simon
Rigal y de los marineros para negociar unos vientos de oeste de 15 a 50 nudos.
Y cada uno de los 10 a bordo se entregó al máximo de sus capacidades.
Pero, al
amanecer, Sídney y sus torres surgen del horizonte sobre un mar por fin
calmado. Entrar en la bahía de Sídney es un momento codiciado. Bordeamos una
primera punta dominada por un faro blanco, y nos aparece la famosa ópera en unas
de las más bellas bahías del mundo.
Después del Harbour Bridge, un giro a la izquierda,
para amarrarnos al muelle del Australian National Maritime Museum, en Darling
Harbour. Una vez cumplidos los tramites de aduanas, los marineros se dedican a
lavar la cubierta y el aparejo. Es un Tara “en costra de sal” que nos ha
llevado hasta aquí.
Mañana, presentación
de Tara Pacific a la prensa. Una semana de visitas de escolares y del público general
hasta el 24 de agosto, fecha de zarpe rumbo a Heron Island, al sur de la Gran
Barrera de coral.
Seguiremos
luego hacia el este, hacia las islas Chesterfield y Nueva Caledonia, con 15
almas a bordo, un equipo científico de nuevo completado.
Vincent Hilaire.