Nuestro leg científico en Japón ha iniciado. Bordearemos la costa nipona hacia el sur, estudiando el estado de salud de los corales. Al sur de la bahía de Tokio, cada sitio estudiado reúne las características del Océano por venir. Los científicos estudian en paralelo los efectos sobre los ecosistemas marinos de los cambios de temperatura y del aumento de la acidez del agua.
Bajo la
superficie, el concepto de “cambio climático” cobra todo su sentido, de forma
extremadamente visible. Los dos parámetros que más impactan hoy en día la salud
del coral son el calentamiento y la acidificación del océano.
Calentamiento
y blanqueamiento
Recordemos
lo que es el coral: un animal aparte, una especie de pequeña medusa al revés
llamado pólipo que construye su esqueleto al exterior de su organismo. No logra
alimentarse solo: necesita de la Zooxantela, una microalga, para conseguir su energía.
Por medio de la fotosíntesis, -el proceso bioenergético que permite que plantas
y algas sinteticen la materia orgánica usando la luz solar-, esta alga le surte
los nutrientes necesarios. Esta colaboración entre alga y coral es la simbiosis.
Pero este matrimonio
es frágil. Un alza de temperatura del océano de solo un grado puede causar la
muerte de un arrecife en un plazo de días. Estresados por el calor, corales y
algas se divorcian. Los corales pierden sus microalgas. Los científicos quieren
estudiar más este proceso. Sin algas y nutrientes los corales no sobreviven. Es
el proceso del blanqueamiento.
CO2 y acidificación
La acidificación
es la otra amenaza mayor. El CO2 emitido por las actividades humanas acidifica
los océanos e impacta en el crecimiento de los corales.
Sylvain
Agostini, nuestro coordinador científico en este leg japonés, explica: “Solo
existen algunos sitios como el de Shikine en Japón, en Italia o en Papua-Nueva
Guinea. Shikine se ubica en una zona volcánica. El magma incandescente debajo
de la costra terrestre emite CO2 en forma de burbujas que filtran de los fondos
marinos. La zona es naturalmente acidificada. Generalmente, los científicos
estudian la acidificación en acuario, y sobre unas cuantas especies. En Shikine,
es todo el ecosistema que está bañado por esta agua acidificada desde hace
generaciones”.
Buceando en
las aguas frías de Shikine, haremos un salto en el tiempo. La acidificación del
sitio elegido es tal que corresponde a los estimados previstos para el 2100.
Esta zona constituye un verdadero laboratorio natural.
Noëlie Pansiot