Tara en Tromsø. Y.Chavance/Tara Expéditions
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Bajo el sol radiante de la mañana, Tara se
adentra en los fiordos noruegos. En ambas riberas, unas colinas verdes se
hunden en el mar dejando surgir a lo lejos unos altos picos nevados. Al filo de
las horas, el brazo de mar se estrecha: divisamos las primeras casas de madera resaltando
en un grandioso entorno. Al pasar un islote, nos rebasa el legendario
Hurtigruten, el famoso ferry de la costa noruega. Estamos todos en cubierta para
disfrutar de estas primeras horas noruegas.
Poco antes de las cuatro, atracamos en
el puerto de Tromsø.
Después de nuestra breve visita a las Islas
Feroe, hace dos semanas, esta escala noruega es verdaderamente nuestra primera escala formal. Estaremos
amarrados al muelle por una semana completa, el plazo necesario para recibir más
material y rotar la tripulación: 11 marineros y científicos desembarcan aquí. Una
parada significativa del punto de vista logístico, y también de importancia simbólica. Tromsø, por su
estatus e historia, es un paso obligado para toda expedición en el Ártico.
La
ciudad vivió su máximo esplendor en la época dorada de la exploración polar.
Tromsø era entonces una verdadera puerta de entrada al Ártico, el punto de
partida de los legendarios exploradores, Amundsen y los demás, cuyas hazañas están
retratadas en el gran museo polar de la ciudad. Hoy, Tromsø asume todavía un papel
central en el Ártico, en particular del punto de vista científico. La
universidad, una de las más septentrionales del mundo, recibe a miles de
investigadores y estudiantes interesados en las regiones polares. Tromsø es sede
del Instituto Polar Noruego, una autoridad mundialmente respetada en materia de
investigación científica ártica: biodiversidad de los ecosistemas marinos del
Ártico, cambio climático, oceanografía, etc.
Tromsø
alberga también una representación permanente del Consejo Ártico. Esta
organización intergubernamental, que agrupa todos los estados ribereños del Océano
Ártico, es la autoridad en cuanto a la protección de los pueblos autóctonos, la
preservación del medio-ambiente y la administración de la región. El peso político
de esta ciudad de 65.000 habitantes, a 300 kilómetros del Círculo Polar Ártico,
aboga fuertemente a favor de esta primera gran escala de nuestra expedición.
Yann Chavance