Diferentes botellas de agua para estudio de fotosíntesis. V.Hilaire/Tara Expeditions
Estamos a solo 355 millas de La Coruña, España. Hemos iniciado esta mañana la penúltima estación científica de la expedición. Una estación que tendrá una hermana gemela el próximo fin semana. ¿Por qué estudiar dos veces la misma masa de agua a escasos días de diferencia?
Se anuncia una ráfaga de viento entre las dos fases de muestreo y Stéphane Pesant, el jefe científico de este ultimo leg, quisiera entender qué impacto eso podría tener en el plancton y su metabolismo.
A las siete de la mañana, toda la tripulación está en cubierta para poner en marcha esta estación 152. Una rutina bien orquestada por los dos ingenieros oceanógrafos "históricos" de la expedición, Sarah Searson y Marc Picheral. Cada uno encuentra su puesto naturalmente y los gestos se encadenan de modo casi automático.
Diez inmersiones de la roseta y 13 redes están previstas para estos dos días. En el laboratorio húmedo las dos encargadas de la mayoría de las filtraciones, Defne Arslan y Celine Dimier-Hugueney atacan el reto con una pugnacidad de gladiadoras.
"Desde el inicio de Tara Oceans, nunca se ha hecho este tipo de estaciones en dos sets" explica Stephane Pesant.
"Esta masa de agua es bastante estándar para el Atlántico Norte en esta temporada, el interés es realmente la mezcla de sus aguas superficiales. La mezcla de la capa superficial que llega hasta 250 metros de profundidad es dinámica. Queremos saber cómo puede o no cambiar su estructura tras el paso de la tormenta.
Más que la biodiversidad, lo que nos interesa aquí es el metabolismo del plancton. ¿Cambia con el paso de esta borrasca debido a que los microorganismos tendrían de golpe acceso a unos nutrientes que no pueden encontrar en superficie? ¿Cómo evoluciona su fotosíntesis? ¿Cómo reaccionan las especies a estos fenómenos meteorológicos, a su desplazamiento forzado a otras profundidades? ¿Hay alguna interacción entre ellas en este nuevo entorno, cuales se encuentran en esta masa de agua antes y después de la tormenta?". Estas son preguntas que el equipo del quebequense Stephane quisiera contestar por medio de una serie de muestras.
Además Stephane tiene más experimentos en reserva para esta etapa. El quiere medir la fotosíntesis mediante la observación, en el laboratorio húmedo, del agua capturada por la roseta a diferentes profundidades. El piensa también en "una incubación de una muestra atrapada de noche". Parte de la columna de agua trabajada esta semana se guardará en la oscuridad durante 24 horas para observar cómo reacciona el metabolismo de los microorganismos. Se simulará su migración hacia las profundidades como cuando el paso de los vientos. Par ello, el ha transformado uno de los contenedores de equipo de pesca en tina.
Igualmente, anoche, se ha lanzado una boya derivando que mide la salinidad y la temperatura del agua. Nos hemos topado con ella hoy en medio de nuestros múltiples reposicionamientos. Es ella que nos permite no perder nuestra masa de agua. Un cuerpo de color azul con un apéndice blanco flota apacible en las tranquilas aguas del Atlántico Norte.
Desde ayer, estamos progresando en un mar casi plano apenas rizado por unos pocos nudos de viento. Sólo un oleaje de fondo norteño perturba esta calma, antes de la llegada de los vientos anunciados. Por cierto, desde aquí, ¡son sólo 340 millas hasta Lorient!
Vincent Hilaire