09/07/2015

Escala en Islandia, siguiendo a las ballenas


Lunes 6 de julio: entramos en el fiordo de Akureyri, segunda ciudad de Islandia. Una escala de algunos días nos permitirá el relevo de la tripulación. En esos paisajes espectaculares de hielo y fuego, observar la fauna marina se ha vuelto una parte significativa de la economía turística. Las aguas frías y oxigenadas de las costas islandesas que se cargan de krill, arenques y plánctones se convierten entonces en la alacena de numerosos mamíferos marinos. De mayo a septiembre, más de doce especies de ballenas y cachalotes se reúnen en esas aguas ricas en nutrientes, para el beneficio de los científicos y turistas que los pueden observar de cerca. Y nosotros también: tenemos el privilegio de poder contemplar el ballet de una ballena jorobada saltando a algunos metros de la costa.

La jorobada, con sus 15 metros y 25 toneladas, es una de las especies de ballenas más comunes en Islandia. Llegando de las aguas calientes del Caribe donde pasaron el invierno, esas ballenas se adentran en los fiordos para alimentarse. Absorbiendo hasta más de dos toneladas diarias de krill, ellas amasan reservas de grasa para el próximo invierno. Su curiosidad ante los barcos las hicieron presas fáciles de los balleneros pero facilita hoy en día la observación científica. Las particularidades de su aleta caudal, tal como huellas digitales, permiten seguir y cuantificar esos individuos y sus migraciones.

Al norte de Akureyri, la ciudad de Husavik alberga varios centros de observación de las ballenas y atrae miles de turistas cada año. Se incita a que los visitantes manden a los científicos locales, las fotografías que toman para abonar una base de datos sobre la población local de ballenas. Esos estudios visuales se completan, gracias a los hidrófonos, con la grabación subacuática del canto de esas ballenas que llegan a vocalizar varios días seguidos. El profesor Herve Glotin de la universidad de Toulon,  quien ha facilitado la instalación de un hidrófono a bordo de Tara, investiga esos cantos en el marco del proyecto Baobab. Las sesiones de grabación en las costas de Madagascar que han permitido el análisis de las poblaciones de ballenas en mares del Sur, podrán así complementarse con las grabaciones que realizará Tara en su misión en Groenlandia.

La relación entre Islandia y las ballenas es sin embargo un tema de discusión en la escena internacional. El país acaba de lanzar hace algunos días una campaña de caza de ballenas: una pesca comercial tradicional prohibida en 1986 por la Comisión Ballenera Internacional (CBI), que Islandia ha reanudado desde el 2006. Con Noruega y Japón, Islandia es uno de los últimos países que rechaza el moratorio de la CBI. La campaña 2015 de Islandia fija una cuota de 154 rorcuales y 229 ballenas de Minke, para conseguir una carne destinada a los turistas y la exportación a Japón, pese a un fuerte decrecimiento de la demanda.
La situación resulta paradójica para este santuario ballenero: ello pone el país en la mira de los organismos internacionales, en espera de que la opinión pública logre modificar las prácticas tradicionales.

Pierre de Parscau