Tara Med, Lola Reboud, Equinoxes |
“Estoy en residencia a bordo de Tara entre
Bizerta y Marsella durante el mes de septiembre, el período de los equinoccios.
Antes de salir, escribí un proyecto del mismo nombre dedicado al color azul del
mar Mediterráneo. Si ante todo saco fotos, también estoy levantando un mapa
marino y montando un video.
Este color azul,
lo estoy trabajando en las variaciones del prisma climático y cromático. Saco fotos en la mañana, a medio día y al atardecer. Tengo
la intención de dar forma a un mapa en base a los elementos recogidos por los
científicos; Es decir, los datos digitales, porque hoy en día es así que se
hace cartografía. Luego, deberé encontrar la modelización gráfica la más
adecuada, en 2D o 3D. Se añade a eso una película, tomas del mar en sus variaciones
cromáticas asociadas al retrato de Maríe
Barbieux, científica embarcada cuya tesis será sobre el color del océano.
Respeto un ritual:
hago fotos en la mañana, a medio día y al ocaso del sol. Por la mañana, el
color del azul del amanecer tiende hacia el rojo y los amarillos viran hacia un
azul bastante contrastado. Al mediodía,
cuando el sol alcanza el cenit, todo se vuelve azul cielo. Al atardecer, la luz
tiende al rojo y vuelve al azul oscuro. Ello se conjuga con las variaciones
estacionales y del clima. Mis fotos presentan todo el prisma cromático.
Finalmente esta
superficie azul nunca es la misma y me doy cuenta de que mi ojo se está
afinando de modo increíble. Hay matices que yo no podía apreciar cuando embarqué
en Tara. Al principio, solo veía una masa; Ahora visualizo cada vez más
detalles a los cuales presto atención en cada preparación de toma fotográfica.
Este mar aparece de hecho como una cobija de supervivencia muy delgada. Los
intercambios con los científicos y los marineros, el muestreo de plancton y la
recolección de plástico diarios que ellos llevan a cabo, nos llevan a darnos
cuenta de la densidad de vida y de contaminación que esta masa de agua contiene,
algo que uno no percibe de entrada.
¿Cuál es tu relación con la ciencia?
Soy como un niño!
No sé nada de eso y estoy aprendiendo todos los días. Este es el cuarto
proyecto que armo con científicos; He trabajado con vulcanólogos, geógrafos y
ahora con oceanógrafos. Es algo que me encanta, un intercambio de conocimientos
entre dos mundos que se encuentran poco pero que se inscriben ambos en la búsqueda.
A bordo, he descubierto
que existe una sonda que mide el color del océano, el HTSRB. Ella posee un
sensor ultrasensible y me ayudó a profundizar mi primera intuición. El color
del mar también depende de la cantidad de fitoplancton y otras partículas en el
agua. Así que este color azul depende de
elementos que uno no sospecha, que son apenas perceptibles. Descubro, aprendo
todos los días, y ese es el punto de estar navegando. De estar recluida en mi
estudio, dejaría de lado estos
intercambios con científicos y marineros. Lo que me interesa, no es tanto el
color azul por su aspecto formal, sino el desafío del cambio climático que hay
detrás y que no vemos.
Entrevista
realizada por Noëlie PANSIOT
Más información: la web de Lola Reboud www.lolareboud.com