Tara Mediterráneo, red Bongo |
Maria
Luiza-Pedrotti, graduada en oceanografía en Brasil, es investigadora científica
del CNRS, Observatorio Oceanográfico de Villefranche-sur-Mer. Antes de embarcar
para estudiar la micro y macro fauna atada al plástico y caracterizar este
ultimo muestreado por Tara, ella nos explica las técnicas implementadas y la selección de las áreas de muestreo; Unas
primeras observaciones después de cinco meses de navegación.
Desde el
comienzo de la misión Tara Mediterráneo en mayo, hemos llevado a cabo 150
arrastres de red Manta y 40 de red Bongo. A bordo, clasificamos los fragmentos
de plástico y los acondicionamos para su posterior análisis. Estamos todavía en
la fase de toma de muestras. Tara está hilvanando una malla de los ecosistemas
mediterráneos, para lograr un análisis exhaustivo de la situación.
La estrategia de
esta expedición consiste en muestrear mar afuera y también cerca de las costas
urbanizadas, en las desembocaduras de ríos y en los puertos. Estudiamos así los
efectos de las actividades humanas y la presión ejercida por el medio terrestre.
Trabajamos tanto
sobre el litoral como sobre el océano abierto, con miras a estudiar la
influencia de la corriente en la dispersión de micro-plásticos, la presencia de
remolinos y meandros que se forman de forma ocasional y acumulan los fragmentos,
el efecto de los vientos que mezclan la capa de superficie y distribuye los
fragmentos en la columna de agua. Por esta razón, por mal tiempo usamos la red Bongo
que pesca bajo la superficie, en vez de la red Manta que recupera los plásticos en la capa neutrónica
(superficial) en mar calmado. También recolectamos de noche cuando el plancton
de profundidad migra a la superficie para alimentarse y se topa con los plásticos.
Con sorpresa encontramos entonces fragmentos de plástico mezclados con organismos
a veces luminiscentes. Buscamos conocer la proporción de micro-plásticos en la
red trófica. Estos micro-plásticos tienen el mismo rango de tamaño que los
organismos planctónicos y pueden ser confundidos e ingeridos por los organismos
filtradores como algunos peces y las ballenas.
Al inicio de esta
campaña, nuestra primera preocupación era de cubrir lo más posible el conjunto
de la cuenca del Mediterráneo y de las diferentes estructuras físicas que lo
caracterizan. Para ello, cuando se planea el muestreo, los científicos de la
misión preparan mapas de rutas y zonas de muestreo utilizando imágenes de
satélite y modelos de circulación oceánica. Estas herramientas son proporcionadas
en particular por la empresa Mercator Ocean, para determinar las áreas de
interés y de muestreo. También utilizamos el sitio Sea-Seek para la meteo, las
corrientes, los vientos y la superficie ponderada por las olas, y los servicios
de My Ocean, que nos brindan una información sobre el Mediterráneo basada en la
combinación de datos espaciales y observaciones in situ. Los mapas y recorridos
se actualizan diariamente en función de los cambios meteorológicos e
hidrológicos.
El Mediterráneo
no tiene estructuras permanentes tales como los giros observados en los océanos,
que se forman bajo la influencia de la rotación de la tierra, la fuerza de
Coriolis. En aquellas áreas, los plásticos son arrastrados por las corrientes
arremolinadas y se concentran en millones de kilómetros en el medio del
Atlántico o del Pacífico. Los estudios realizados desde 2011 en la parte
norte-occidental del Mediterráneo muestran que la cantidad de plástico es del
mismo orden de magnitud que la detectada en estas zonas turbulentas, y eso nos
preocupa de sobre manera. Los primeros resultados de Tara son alarmantes. Hemos
encontrado fragmentos de plástico en cada lanzamiento de redes, de oeste a este
de la Mare Nostrum.
M. L. Pedrotti