Hacia Le Havre.M.Hertau/Tara Expéditions
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Eolo nos regala
un viento de sur-sureste de 20 nudos; Nos resulta perfecto, un regalo de
bienvenida de vuelta al mar abierto. Hemos dejado el canal, empieza la maniobra
de izar las velas, cinco personas en cubierta, el jefe mecánico Yohann al timón
para mantener el barco cerca del viento y controlar los muchos veleros en
regata alrededor.
Uno debe dirigir y
tener una mirada circular, cada quien debe ubicarse: David, nuevo segundo oficial,
no conoce el barco todavía, y Mathieu,
marinero, no ha navegado en Tara desde hace 3 años. Paul, en pasantía, descubre
también la cubierta.
Cuarenta minutos
son necesarios para que la mayor, mesana, yankee y trinquete, estén establecidos.
Los motores se apagan, Tara se desliza bajo el sol dejando la isla de Croix en
su estela. Los marineros se sienten felices, la navegación empieza bien.
Unas horas más
tarde, en las proximidades de Punta Penmarc’h, se dan a conocer los pequeños
ajustes inherentes a una parada prolongada y obras de mantenimiento. Todo el
mundo se afana, busca, ajusta, y apunta en la lista de lo que habrá que revisar
una vez de regreso en Lorient, a mediados de abril, antes del gran zarpe para
la expedición Tara Mediterráneo.
Tara, llevado a
13,5 nudos por las corrientes de marea, dobla de noche el Raz de Sein, el Canal
du Four y la constelación de faros y balizas que los caracterizan. En la mañana,
Eolo nos abandona, pero llegan los delfines, y nos acompañan.Ya estamos de
vuelta!
Martin Hertau, Capitán
de Tara