30/04/2014

De Lorient a Port Cros



Mathieu Oriot, marinero usando un sestan. P.Duflot/Tara Expéditions
Encuentro con un tiburón peregrino
Miércoles, 23 de abril, al atardecer. Tara traza su ruta hacia el Sur, bordeando las costas portuguesas. El mar es ordenado, un leve oleaje mece el barco, estamos disfrutando el momento. Christophe Tissot divisa una forma en el agua; Una cabeza redondeada le lleva a pensar primero que se trata de un Globicephala, una ballena piloto. Pero luego aparecen dos aletas: ¿un tiburón? ¿dos tiburones juntos?
Martin Hertau toma el control manual y Tara se acerca suavemente al extraño ballet acuático. Toda la tripulación reunida en cubierta descubre un tiburón peregrino, un Cetorhinus maximus, que mide alrededor de 3 metros. Un encuentro poco común.
En Bretaña, se sabe que este tiburón inofensivo para los humanos vive cerca de las islas Glénans durante un período del año. Antes de zarpar, nos habían informado de la presencia de uno del lado de la Isla de Groix.
El tiburón peregrino es un gigante que se alimenta de plancton. Al contemplarlo, muchos a bordo sienten entonces toda la pertinencia de los años dedicados por Tara Expeditions al estudio del plancton.
Mathieu Oriot, oficial de cubierta

Viaje entre mundos
Martes, 22 de abril; A lo largo de las costas de Portugal, Tara sube al viento del suroeste en un mar un tanto áspero y cortado. Tendido en mi litera, escucho un concierto de música clásica acompañado por el canto de ballenas y el de Nadège, nuestra cocinera quien esta de turno en cubierta. Tara rueda y planta la nariz en la ola.
Miércoles, 23 de abril, a medianoche y algo; David, segundo oficial cuida el rumbo. Estoy afuera, en el cockpit, bajo los chubascos que se siguen. Estoy todavía tratando de amarinarme, luchando contra un mareo que me quiere tumbar. Marinero es a veces un oficio raro.
Miércoles, 30 de abril. Salida del sol, mar liso, “de aceite”. Hacemos ruta al Norte, Ibiza, Mallorca, con trinquete y demás establecidas. Los dos motores de ocho cilindros en V trabajan a mil revoluciones por minuto, cansando los oídos que se evaden en un sueño sonoro.
Mallorca en la niebla de la mañana: una línea subraya la isla. Yohan y Mircea nos llaman: a unos cien metros, un chorro vertical de agua. Una ballena! El rorcual sale a la superficie y nos enseña su espalda negro, mis sueños se hacen realidad.
Christophe Tissot, tripulante

Gibraltar
Este 25 de abril Tara está entrando en el Mediterráneo, su campo de investigación para los próximos 7 meses. El estrecho es un verdadero nudo uniendo los cuatro puntos cardinales: Europa al norte, África al sur, el Atlántico al oeste y el Mar Mediterráneo al este.
Gibraltar es también un territorio, un enclave británico en España desde 1704, una zona franca, un punto de vigilancia del tráfico marítimo, una roca convertida ahora en base naval.
Viniendo desde el Atlántico, uno ve primero Tarifa, un pequeño puerto convertido en “spot” por los amantes de windsurf y kite-surf. Expuesta a vientos frescos gran parte del año, ubicada a la orilla del mar, al pie de cientos de aerogeneradores sembrados en las lomas circundantes, esta ciudad se encuentra en el corazón de un sistema de vientos que pasan de oeste a este según la temporada: un verdadero abanico que hace la felicidad de los aficionados a los deportes de viento y deslice.
40 kilómetros de largo, 8 Km de ancho, entre España y Marruecos, el Estrecho de Gibraltar es un ajetreado cruce de rutas del comercio mundial, de las migraciones humanas, y de todo tipo de tráficos y contrabando. Por desgracia, es también la prueba definitiva, el paso final en la odisea de multitudes venidas de África, miles de migrantes cuyas familias invierten durante años para mandar uno de ellos a una vida mejor en Europa. El final del viaje es a menudo trágico.
Par saludar el peñón, Tara despliega todos sus atuendos: mayor, mesana, yanqui, trinquete. La goleta aprovecha el efecto venturi de Gibraltar para deslizarse sobre un mar más caliente y más salado. Es un rencuentro para Tara: ya en 2004 y 2009, la expedición Tara Oceans había trabajado en estos parajes.
Martin Hertau, capitán

Escala en Port-Cros, del 5 al 23 de mayo
Port Cros es la primera Área Marina Protegida de Francia. Laurent Ballesta, buzo-biólogo y su equipo de Andromède llevaran a cabo un estudio los arrecifes coralígenos.
Este entorno particular se desarrolla entre los 50 y 90 metros de profundidad, donde la luz es tenue. La base está formada por algas calcáreas. Cuando el alga muere, deja un depósito calcáreo. Al paso de los años se forman así unas rocas calizas que sirven de soporte a corales, peces, erizos de mar... Se han observado más de 1700 especies en este entorno rico de una biodiversidad vital para el Mediterráneo.
Siendo de difícil acceso, él es poco estudiado. El equipo de Andromède, quien domina el buceo a esta profundidad con recicladores de aire y las técnicas de inventario submarino, ha sido mandatado para llevar a cabo este estudio que permitirá al administrador del parque tomar las óptimas medidas de protección del medio.
Tara fungirá de plataforma logística en el corazón de los sitios de estudio. La escala nos permite preparar mejor la próxima expedición “coral”  de Tara a partir de 2015.
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