18/09/2012

Del otro lado de la Mancha ¡Londres!

Tara y el Tower Bridge. François Aurat / Tara Expeditions

Tara navega por las aguas del Canal de la Mancha, entre riberas inglesa y francesa. Cruzamos los rieles, esas autopistas del mar definidas por el control internacional de la navegación, para toparnos con los imponentes acantilados de piedra caliza a ambos lados del puerto de Dover. El origen de estos acantilados es una vez más el plancton. Se han formado por acumulación de billones de esqueletos de cocolitóforos durante millones de años. Cuando estos organismos planctónicos mueren, su envoltura calcaría se deposita en el piso marino.

Progresamos con cautela, la tripulación en alerta por el denso tráfico en la embocadura del Támesis donde portacontenedores gigantes nos ganan en velocidad y rebasan.

Esta mañana, los primeros rayos del sol revelan el paisaje de las orillas del Támesis. No son los “cottages” o soñados valles verdes, sino austeras zonas industriales. Debemos esperar unas horas para dejarnos deslumbrar por la arquitectura de los rascacielos de la City, a la salida de una curva. Tara sube tranquilamente el río. El GPS nos indica la bascula entre Este y Oeste al cruzar el meridiano de Greenwich, la longitud cero.

Un meandro mas y aparece el Tower Bridge, la puerta oriental de la ciudad por el río. El emblemático monumento será nuestro prestigioso vecino por los días venideros. En la orilla izquierda, nos espera nuestro espacio en el dock St. Katherine. La goleta entra la estrecha esclusa; los gestos son seguros, la tripulación se luce con experiencia frente a los curiosos y amigos que nos esperan.

Una nueva escala de Tara que lleva con una resistencia olímpica la llama de la pasión de científicos y navegantes por la preservación de los océanos.

Laëtitia Maltese