11/05/2011

Welcome on board !



S.d’Orgeval/Tara Expeditions

Sábado, 12.30 hora local. Después de 20 horas de viaje, aterrizo en mi destinación, la isla de Baltra, archipiélago de Galápagos. Voy a unirme a Tara recién llegado a puerto esta misma mañana.
En cada escala Tara evoluciona: nuevas caras sustituyen las que desembarcan. Los miembros de la tripulación se turnan a lo largo de los dos años y medio de la expedición. En promedio, la duración de un embarque es de 2 meses; Algo menos para aquellos que no pueden dejar su trabajo en tierra durante mucho tiempo, más para aquellos que pueden vivir una navegación de larga duración.
Puerto Ayora, en Isla Santa Cruz, Galápagos, es el escenario de una de estas rotaciones: Stephane Pesant, científico en jefe, Celine Dimier, ingeniera bióloga, dejan Tara, al igual que Christoph Gerigk y Joern Kampe, dos periodistas de la revista GEO Alemania, embarcados en  Guayaquil. Y suben a bordo Johan Decelle, biólogo, y Aurore de la Morinerie, dibujante.
Tercer nuevo marinero, me incorporo también para sustituir a Anna Deniaud quien desde hace casi tres meses es el ojo y el lápiz a bordo. El relevo y el traspaso de consignas debe hacerse rápidamente: nos quedamos sólo dos días en este anclaje antes de regresar a Guayaquil.
Preparación previa imprescindible.
Por suerte, antes de salir, una semana en la oficina de Tara en París me ha permitido iniciar mi incorporación. Una semana bastante densa para recopilar documentación relativa a las zonas de navegación porvenir,  adiestrarme a las herramientas de comunicación a bordo,  repasar los artículos de mis antecesores, trabajar con Eloise, responsable de la comunicación general, quien será mi interlocutora principal, comprar el material que me falta y, finalmente, reunirme con Chris Bowler, uno de los responsables científicos de la expedición, con miras a entender a cabalidad el corazón del proyecto Tara Oceans.
Director de una unidad de investigación en la ENS, involucrado en el proyecto Tara desde hace mas de 3 años, Chris tiene una visión general de los retos de la expedición. En una hora el intenta sobre todo compenetrarme del enfoque científico de Tara. También me pasa algunos informes de estudios para que yo pueda relatar mejor el trabajo de los investigadores a bordo sin tenerle miedo a palabras tales como protistas, diatomeas, cocolitóforo, eukaryota y demás células eucariotas.
 El espíritu de Tara: un organismo vivo.
"El reto científico de Tara pasa por el desafío humano” me expone Chris. "En el transcurso de nuestra formación se nos inculca: ¡siempre estén enfocados! Pero los científicos demasiado especializados pierden la visión global necesaria para la comprensión de cualquier tema muy de punta. Cuando nos fijamos en cada uno de los microorganismos presentes en los océanos es indispensable conocer también sus condiciones de vida. De lo contrario sería como estudiar los parisinos sin preocuparse de lo que es Paris o Francia y sus características. Estoy nostálgico de la época de los filósofos naturalistas: sus conocimientos no eran tan compartimentados como hoy.  Para mí el gran desafío de Tara: reunir a bordo científicos de diferentes disciplinas para poder estudiar los ecosistemas en su conjunto. Aunque el núcleo del proyecto esté vinculado a la biología, son esenciales la química y la física para la comprensión global. Es también por ello  que la expedición dura dos años y medio y explora un territorio tan amplio. Vivimos en un mundo de interacciones; Una visión parcial genera distorsión. Es una ambición global que nos permite entender al individuo."
"La parte más difícil no es necesariamente el reunir diversos científicos en un mismo lugar; es sobre todo la disposición a trabajar juntos y encontrar un lenguaje intelectual común. A veces una sencilla palabra de vocabulario significa cosas totalmente diferentes en la física y la biología”.
"El objetivo de Tara es precisamente de tener éxito en la creación de un espíritu de comunidad y compartir de conocimientos complementarios para progresar. A veces veo Tara como uno más de esos organismos que estudiamos: cada elemento de la organización es vital para el buen funcionamiento del conjunto y depende de todos los demás. Impulsar esta alquimia con un grupo humano no necesariamente natural: ¡Este es el gran desafío! "
Cuando dejo Chris para finalizar mis preparativos, imagino cómo en cada etapa la introducción de  nuevas “partículas" en este organismo dificulta la tarea. Pero Tara lleva casi 2 años navegando así: un reto vivo que debemos perseguir.

Sibylle d’Orgeval