A.Deniaud/Tara Expeditions
Un sombrero Panamá en mano, la tripulación se despide de quienes observan el zarpe de Tara: unos cuantos curiosos del Malecón 2000 (Guayaquil, Ecuador), mas Gabriella y Montserrat, dos científicas desembarcadas en Guayaquil. En cada escala es el mismo ritual: nuevos compañeros embarcan, otros dejan la aventura. La rutina no ayuda: cada vez se nos pincha el corazón. En un calor sofocante bajamos el río Guayas para volver al Océano Pacífico. ¡Los mosquitos no parecen decididos a abandonar el barco!
Guiado por fregatas, aves acuáticas de plumaje oscuro, Tara enrumba hacia las Galápagos, mítico archipiélago ubicado a 960 km de las costas del Ecuador. Poco a poco el roció disipa la nostalgia de la salida y la emoción gana la tripulación: estamos siguiendo los pasos de Charles Darwin para descubrir este laboratorio viviente que inspiró al biólogo para su teoría de la selección natural.
En septiembre de 1835, tras cuatro años de viaje alrededor del mundo a bordo del Beagle, el joven naturalista llega a las Islas Galápagos. Tortugas, aves marinas, iguanas: en tierra Darwin esta impactado por la riqueza de la fauna. Observándola con atención el está fascinado por su diversidad. "Nunca soñé que unas islas distantes de 50-60 millas, casi todas a la vista una de la otra, formadas exactamente por las mismas rocas, en un clima absolutamente parecido, todas de la misma altura, albergaran animales diferentes”. (Extracto del libro " Viaje de un naturalista alrededor del mundo” de Charles Darwin).
Para seguir la huella del biólogo británico, tres coordinadores deTara Oceans, Gaby Gorsky, Silvia Gonzales –Acinas y Christian Sardet se han unido a Stéphane Pesant y al resto del equipo científico. Mandatado por su país, Denis Alexander Mosquera Muñoz, observador ecuatoriano, acompañará a los investigadores en las aguas del Parque Nacional. Se asegurará de que no se haga muestra alguna a menos de 200 millas de las costas del Ecuador, hasta nuevo aviso: todavía no se ha obtenido la autorización de muestreo. En esta etapa Guayaquil-Santa Cruz un periodista y un fotógrafo alemanes de la revista GEO embarcaron también para hacer un reportaje sobre el trabajo científico.
Después de dos días de navegación, la roseta se sumerge de nuevo para muestrear un área naturalmente ácida. El pH de estas aguas llamadas "ácidas" es de 7,9, superior al pH neutro (7). Alrededor de las Galápagos la acidez del agua es mayor que en otras partes del mundo donde las aguas superficiales en general tienen un pH de aproximadamente 8.1. Si en esta zona del Pacífico la acidificación del medio acuático es un fenómeno natural, de modo global los océanos tienden a acidificarse debido al aumento de las emisiones de dióxido de carbono en el aire. Esta región aparece así como un verdadero laboratorio marino cuyas actuales condiciones ambientales podrían ser representativas de las condiciones futuras de todos los océanos del mundo. Gracias a este estudio, los científicos esperan poder entender el impacto de la acidificación de los océanos sobre la vida de los microorganismos y anticipar las consecuencias de la actividad humana sobre los ecosistemas marinos.
Independientemente de cualquier cambio climático, la acidificación del océano podría perturbar la vida de organismos marinos como los moluscos, corales y foraminíferos (plancton unicelular) que necesitan sintetizar la piedra caliza para fabricar sus conchas o su hábitat. Más acida el agua, más difícil para los organismos el sintetizar la piedra caliza.
Pero la hora aún no está en análisis; Por ahora los investigadores están luchando para recoger muestras de agua. Al mismo tiempo que la roseta, Christian Sardet lanzó una red pequeña para recuperar plancton. Asistido por una joven científica recién incorporada, Sophie Marinesque, Christian organiza su cosecha para luego fotografiar y filmar los diversos microorganismos. Muestras y fotografías abonaran su proyecto dedicado al plancton, "Las Crónicas del plancton", visible en Internet: www.planktonchronicles.org.
Paulatinamente se está poniendo el sol, inundando la goleta de una luz naranja. Esta noche los científicos volverán en popa para una sumersión suplementaria de la CTD. Mañana por la mañana, después de unas 52 millas, cruzaremos la línea del Ecuador, por primera vez para algunos. Entre gentes de mar la tradición manda un bautismo, o más bien una "novatada" impuesta a los primerizos de esta línea. La condición de periodista embarcado no será excusa; los conocedores no quieren divulgar la prueba que espera a los novatos.
Anna Deniaud