Estamos a punto de dejar las islas Chesterfield y enrumbar hacia Nouméa. Disfrutamos de los últimos momentos en la biodiversidad excepcional de este archipiélago francés. El primer balance de la observación de nuestros 3 spots de muestreo es muy positivo.
Christian
Voolstra (KAUST) y el equipo científico concuerdan: “Estamos en un santuario.
No hemos observado blanqueamiento pasado o en curso. Este ecosistema coralino
goza de la salud de sus primeros días. Es la primera vez que veo eso. Las
Chesterfield son una fuente de esperanza para el futuro. Sin embargo, estamos
en la misma latitud que los arrecifes ya dañados de la Gran Barrera y de Nueva
Caledonia. Nos urge entender por qué aquí,
el ecosistema se encuentra en tan buena
condición”.
Pese a la
broca de taladro que no exigió 5 sumersiones por haberse atorrada en el coral
por varias horas, hemos cumplido el programa integral de muestreo:
biodiversidad, extracción de corazón de coral, recolección, todos elementos que
permitirán caracterizar este spot.
Nos rodea
una fauna abundante. Subacuática: atunes, bonitos, acantúridos
(peces-cirujano), escáridos (Scaridae), meros, balistes, tiburones de punta
negra y silver tip; En tierra: tortugas verdes en pleno periodo de reproducción;
En los aires: cohortes de aves, alcatraces (Sulidae), gaviotas (Laridae),
fragatas, pardelas.
A pesar de los
desechos plásticos encontrados, toda la tripulación deja las Chesterfield,
reserva del parque marino del Mar de Coral, con la sensación intensa de haber
conocido una joya, todavía libre de los estragos del antropeceno.
Vincent
Hilaire.