Acabo de terminar mis tres años de doctorado en la Escuela Normal Superior de Ulm, en el laboratorio de Chris Bowler en el cual trabajé sobre los datos recolectados por la expedición Tara Océans. Puede parecer increíble, pero uno puede hacer una tesis entera sobre los datos de Tara Océans sin haber embarcado en la goleta. Entonces, cuando Colomban de Vargas y Sarah Romac, los directores “Plancton” en Tara Pacific, me propusieron embarcar para recolectar plancton entre Wallis et Fukuoka, no lo dudé un segundo.
Si bien la mayoría
de los científicos embarcados en Tara Pacific se dedican esencialmente a
analizar el coral, Guillaume, ingeniero de cubierta, y yo nos interesamos en
todo lo que pasa alrededor del coral. ¿Cuáles son los parámetros fisicoquímicos
del agua, cuáles son los microorganismos invisibles al ojo que pueblan el
arrecife, qué hacen y qué tan diferentes son de aquellos que uno encuentra
directamente sobre los corales mar afuera, cual es la influencia de una isla y
de sus habitantes en medio del Pacífico sobre el ecosistema planctónico?
Nuestro trabajo científico se
divide en dos tiempos: una fase llamada “isleña”, en la cual, dos veces por día,
salgo en zodiac para recolectar el agua de mar alrededor de los arrecifes coralinos,
con ayuda de la tripulación, a menudo Julie, Nico, Martin y Jon. Luego, de
vuelta a bordo de Tara, lanzo una batería de análisis: genético, morfológico y fisicoquímico.
Tuve la suerte de poder muestrear en las islas Tuvalu, Kiribati, Chuuk, Guam y
Ogasawara; Unos lugares excepcionales que apenas yo lograba colocar en el mapa
antes de zarpar. Ahora, desgraciadamente, son amenazados por el cambio climático.
Entre dos islas hay una fase llamada de “océano”: en esas navegaciones en
alta mar, Guillaume y yo recolectamos cada día el agua mientras progresa el
barco; Eso gracias a una serie de redes, bombas y mangueras que sumergimos en
los lugares predeterminados con ayuda de los marineros, sea de día o de noche,
bajo sol o lluvia, antes de realizar las manipulaciones que permitirán
separar los microorganismos presentes en el agua.
Esas fases “de terreno” son exaltantes. Sé que por los 85,000 litros de
agua de mar que hemos recolectado en dos meses a penas, sobre los 2 años de la expedición
Tara Pacific, servirán de base a unos años de investigación y descubrimientos inéditos.
Tara permite desarrollar unos enfoques y responder a unas preguntas que solo esta
amplitud de muestreo e interdisciplinaridad pueden permitir. Para mí la aventura
a bordo termina pronto, pero la de Tara Pacific solo empieza.
Flora Vincent