24/01/2017

Flora Vincent, como cada mañana

24 de enero 2017, 06:15. El despertador está timbrando. Desde mi cabina, oigo los pasos de Julie, la jefa de cubierta, y Daniel, el jefe mecánico. Están izando el yankee, la vela de proa de Tara.
Titubeo hasta la sala-comedor. Como cada mañana, echo un vistazo al cronograma de las tareas domesticas. Hoy me toca servir el desayuno junto a mi “equipo”, el segundo oficial Nico De la Brosse y el camarógrafo subacuático Pete West. Cada científico está asociado a un marinero diferente en un trinomio, eso nos permite orientarnos e involucrarnos en la vida del barco cuando uno embarca por primera vez en Tara. Agarro dos rebanadas de pan, mi café y, como cada mañana, alcanzo a Dominique, la chef, cubierta afuera. Disfrutamos de nuestro desayuno con vista al mar, admirando la salida del sol.

No hay tiempo para soñar. Debo alistar el laboratorio húmedo en popa y preparar el material para procesar las muestras que recolectamos diariamente. Como cada mañana, cada rincón me ilustra el hecho de que Tara está optimizado para ser un laboratorio flotante. De proa a popa, de la quilla a la cabeza del mástil, la ciencia está presente.

Aspirar el aire, bombear el agua, medir el hierro y el CO2 en el agua, Tara recolecta en continuo una serie de datos oceanográficos y atmosféricos que servirán a la comprensión del vínculo entre el cambio climático y la condición de salud de los arrecifes coralinos.

La relación al tiempo y al espacio es peculiar en Tara. A cada apagón de la corriente general, el ingeniero corre para cerciorarse de que los instrumentos de medición siguen funcionando: las baterías de respaldo solo le dan 3 minutos para reaccionar; Un congelador mal cerrado puede arruinar semanas de campaña científica imposible de repetir, porque es allí donde se almacenan las muestras; Olvidar guardar los tubos de muestreo antes de la pausa-café, es arriesgarse a encontrales regados en el piso, por el cabeceo y el balanceo del barco; Y dejar su taza de café para recoger los tubos esparcidos, significa verla estrellarse en pedazos en cubierta.

Como cada mañana, la cohabitación entre ciencia y navegación en un espacio tan confinado nos obliga a anticipar gestos y tareas. Y como siempre surgen imprevistos, hacer algo en el último momento iguala  hacerlo demasiado tarde. Uno debe “hacer las cosas” tan pronto como haya oportunidad: guardar, organizar, reparar, preparar, dormir, lavar ropa, contestar los emails. Sobre todo para los marineros, quienes están en línea de frente de forma permanente, de día y de noche, para la maniobra y también para ayudarnos.

Hoy izamos la mayor. Se vislumbra un bello día de muestreo; Como cada mañana.

Flora Vincent. 

Después de completar su tesis doctoral sobre los resultados de Tara Oceans en el laboratorio de Chris Bowler, Escuela Normal Superior de Ulm (Paris), Flora Vincent embarcó por primera vez en Wallis, para muestrear el plancton. Ella se quedará a bordo hasta Fukuoka, Japón.