Titubeo hasta la
sala-comedor. Como cada mañana, echo un vistazo al cronograma de las tareas
domesticas. Hoy me toca servir el desayuno junto a mi “equipo”, el segundo
oficial Nico De la Brosse y el camarógrafo subacuático Pete West. Cada científico está asociado a un marinero
diferente en un trinomio, eso nos permite orientarnos e involucrarnos en la
vida del barco cuando uno embarca por primera vez en Tara. Agarro dos rebanadas
de pan, mi café y, como cada mañana, alcanzo a Dominique, la chef, cubierta
afuera. Disfrutamos de nuestro desayuno con vista al mar, admirando la salida del
sol.
No hay tiempo
para soñar. Debo alistar el laboratorio húmedo en popa y preparar el material
para procesar las muestras que recolectamos diariamente. Como cada mañana, cada
rincón me ilustra el hecho de que Tara está optimizado para ser un laboratorio
flotante. De proa a popa, de la quilla a la cabeza del mástil, la ciencia está
presente.
Aspirar el aire,
bombear el agua, medir el hierro y el CO2 en el agua, Tara recolecta en
continuo una serie de datos oceanográficos y atmosféricos que servirán a la comprensión del vínculo entre el cambio
climático y la condición de salud de los arrecifes coralinos.
La relación al
tiempo y al espacio es peculiar en Tara. A cada apagón de la corriente general, el ingeniero corre para
cerciorarse de que los instrumentos de medición siguen funcionando: las
baterías de respaldo solo le dan 3 minutos para reaccionar; Un congelador mal
cerrado puede arruinar semanas de campaña científica imposible de repetir,
porque es allí donde se almacenan las muestras; Olvidar guardar los tubos de
muestreo antes de la pausa-café, es arriesgarse a encontrales regados en el
piso, por el cabeceo y el balanceo del barco; Y dejar su taza de café para
recoger los tubos esparcidos, significa verla estrellarse en pedazos en
cubierta.
Como cada mañana,
la cohabitación entre ciencia y navegación en un espacio tan confinado nos
obliga a anticipar gestos y tareas. Y como siempre surgen imprevistos, hacer
algo en el último momento iguala hacerlo
demasiado tarde. Uno debe “hacer las cosas” tan pronto como haya oportunidad:
guardar, organizar, reparar, preparar, dormir, lavar ropa, contestar los
emails. Sobre todo para los marineros, quienes están en línea de frente de
forma permanente, de día y de noche, para la maniobra y también para ayudarnos.
Hoy izamos la
mayor. Se vislumbra un bello día de muestreo; Como cada mañana.
Flora
Vincent.
Después de
completar su tesis doctoral sobre los resultados de Tara Oceans en el
laboratorio de Chris Bowler, Escuela Normal Superior de Ulm (Paris), Flora Vincent embarcó por primera vez en Wallis, para muestrear el plancton. Ella se quedará a bordo hasta Fukuoka, Japón.