21/12/2016

Inventario inédito de la biodiversidad en Wallis y Futuna


Justo antes de Navidad, Tara termina un inventario inédito de la biodiversidad marina en el archipiélago de Wallis y Futuna. Un proyecto parcialmente iniciado en 1990, antes de los impactos del calentamiento global. Dos semanas de encuentros y descubrimientos en este territorio francés, el más alejado del hexágono, en el cual toda iniciativa está supeditada al beneplácito de las autoridades tradicionales: los reyes.

Unas 20 personas se congregan debajo del falé del palacio de Wallis: un sencillo techo de palma debajo del cual nos esperan los jefes de pueblos, los ministros y Patalione Kanimoa, el rey de Wallis.
La tripulación entra silenciosamente, intimidada por la solemnidad del momento. Antes de poder iniciar su trabajo de muestreo en las aguas de Wallis y Futuna, la goleta debe obtener la autorización de los poderes tradicionales que tienen aquí la potestad de bloquear cualquier iniciativa. El Kava, la bebida tradicional del Pacífico procesada de una raíz de arbusto, circula de mano en mano mientras Serge Planes, el director científico de la expedición, y Martin Hertau, el capitán de Tara, exponen al rey el propósito de nuestra visita al archipiélago. Como lo manda la costumbre, la tripulación ofrece algunos regalos, dentro de los cuales, un libro de fotografías que relata la deriva ártica de Tara. Las imágenes del barco preso de los hielos iluminan los ojos del monarca.
Desde los 90’s, no se ha realizado un inventario de la biodiversidad alrededor de esta isla. Tenemos solamente 12 días para recolectar los datos sobre las especies que pueblan las costas entre las superficie y los 20 m de profundidad. Una misión pluridisciplinaria, estudiando peces, corales, collarinales, ofiuras (Ophiuroidea) y esponjas, para cartografiar la vida en esta intersección poco documentada entre Melanesia y Polinesia. Más allá de las especies conocidas, la actual misión intenta censar nuevas especies raras y endémicas de la zona.

Dividida en dos reinos, Sigave y Alo, la isla de Futuna recibe la violencia del Pacífico y de sus ciclones. En 2010, el ciclón Tomas devastó numerosas viviendas y fragilizó espacios costeros. Una situación que puso de relieve la vulnerabilidad de las poblaciones frente al cambio climático global.

Debajo de la lluvia, la misión de Tara inicia frente a  Alofi, un islote cubierto en  80% por un bosque primario, donde vive un solo habitante. Al pie de los cantiles de la isla, al fondo de su estrecha laguna,  descubrimos unos arrecifes todavía a salvo del blanqueamiento, una multitud de corales y de esponjas.

Gracias a métodos de adormecimiento local y de caza con flecha, Serge Planes y Jeff Williams, de la Smithonian Institution de Washington, logran inventariar cerca de 400 especies diferentes. “Hemos llegado a un tercio de las especies que viven aquí;  Hay otras que viven en zonas más profundas. Es la primera vez que se realiza un inventario de este tipo en Futuna y Alofi. Sería interesante compararlo con los realizados en Wallis, Fiji, Vanuatu y Nueva Caledonia”. Estas observaciones servirán de punto de referencia para futuros estudios en esas islas remotas y permitirán informar a las poblaciones locales sobre las riquezas marinas que les rodean.

Los habitantes de Futuna  nos invitan a reunirnos con sus reyes. Compartimos el tauasu tradicional, un ritual de debate comunitario sobre las problemáticas de la vida diaria alrededor de un kava. El momento se presta para un dialogo con la tripulación y expresar las inquietudes en torno al porvenir de su isla.

A bordo de Tara, Olivier Thomas es un hombre feliz. Este especialista de esponjas, llegado de Irlanda, ha embarcado para estudiar las poblaciones de esponjas en el archipiélago. Él no contaba con tantos descubrimientos. “Me sorprende la diversidad de esponjas alrededor de Alofi y Futuna. Aquí existen verdaderos ecosistemas que concentran esponjas muy diversas. Debajo del arrecife, hay zonas donde los corales no llegan, y observamos numerosas especies nuevas". Especies que producen un mucus rico en moléculas químicas que interesan a la industria de los medicamentos para el tratamiento del cáncer.

Una valorización de esas esponjas, posiblemente endémicas en Futuna, podría entonces transformarse en un ingreso económico importante en esta isla necesitada. Un nuevo capítulo al cual Olivier prestará atención al analizar estas esponjas nuevas, antes de pensar en una posible sintetización de las moléculas interesantes.

Pierre de Parscau