Al margen del protocolo de
muestreo de corales, repetido alrededor de unas cuarenta islas, la expedición
Tara Pacífic es también una oportunidad de adentrarse puntualmente en temas afines.
La goleta recorre actualmente las Tuamotu y aprovecha esta biodiversidad peculiar
para estudiar unos organismos vitales
para la vida de los arrecifes: las algas coralinas (Corallinales).
Después de una densa escala en
Tahití, los científicos prosiguen con las recolectas y las sumersiones,
ordenando luego las muestras en las mesas de trabajo ubicadas en popa. Mirándolas
más de cerca, ciertas muestras no parecen
realmente de coral, sino de pequeñas rocas envueltas en una película caliza rosada.
Estas son las algas coralinas, una
vegetación de importancia vital en la construcción del arrecife. "Estas
algas forman un esqueleto calcáreo que actúa como un cemento, permitiendo
soldar todos los elementos del arrecife entre ellos", explica Laetitia
Hédouin (CNRS / CRIOBE), quien co-dirige la misión en Tuamotu, junto a Maggy
Nugues (EPHE / CRIOBE). "Sin embargo, la importancia de las algas
coralinas va más allá: algunas especies atraen las larvas de coral,
favoreciendo su reclutamiento”.
El coral no se limita a una
colonia de pólipos inmóviles en su ganga de piedra; En las primeras etapas de
su vida, el coral es una simple larva flotando a la deriva en las corrientes.
Cuando encuentra un sustrato, esta larva se “establece”. Se llama entonces "recluta". Luego se
divide, para formar un coral juvenil, el inicio de la futura gran colonia. Según
estudios recientes, las larvas de coral no se establecerían en cualquier parte
del sustrato, sino que irían eligiendo ciertas algas coralinas.
"Uno de los objetivos será
estudiar estas asociaciones específicas entre las algas coralinas y el coral:
esta es la primera vez que un estudio de este tipo se lleva a cabo ‘in situ’ en
la Polinesia", precisa Maggy Nugues. "La idea es de estudiar el
microbioma de las coralinas, el conjunto de los microorganismos asociados, y así
entender por cuales mecanismos esas algas inducen la fijación, el
establecimiento, de las larvas de coral". Entender estos mecanismos permitiría un
inmenso avance en materia de restauración de los arrecifes coralinos.
Para explorar estas áreas de
investigación aún desconocidas, el equipo científico a bordo de Tara organiza
tres sumersiones en cada isla de las Tuamotu, repitiendo el mismo protocolo. Dos
buzos evalúan la abundancia y la diversidad de las algas coralinas,
identificando las especies presentes en un segmento de 10 metros de longitud. Otros
dos investigadores se encargan de recolectar todos los corales juveniles en un
área predefinida de 50 cm por 50 cm.
"Recolectamos todas las
colonias menores de 2 cm", indica Laetitia Hédouin. "Para los
reclutas que miden solo unos milímetros, utilizamos una lámpara fluorescente que
nos permite identificarles con mayor facilidad." De regreso en cubierta,
cada muestra es pacientemente estudiada para determinar tanto el tipo de coral
como la especie de alga coralina, y si el primero se ha fijado sobre la segunda,
o cerca. Algunas muestras serán enviadas a tierra para su análisis,
especialmente genético, identificando las sustancias químicas y biológicas que secretan.
Lo que, tal vez, permita descifrar los vínculos secretos entre corales y algas
coralinas.
Yann Chavance