15/10/2014

Nápoles, la ciudad de dos caras


Napoles, escuela Fiorelli
Feliz sorpresa para la tripulación del Tara, una hora antes del zarpe hacia Barcelona. El lunes por la mañana, un último grupo escolar se presenta en el Molo San Vincenzo, unos treinta alumnos de la escuela Fiorelli disfrazados de Pulcinella, el iluminado cómico de finales del siglo XVII creador del teatro napolitano y la ópera bufa.

Vestimenta blanca y máscara negra en forma de pico de pájaro, la misma que llevaban los doctores del período de la Plaga, la Peste. Pulcinella simboliza la muerte al mismo tiempo que la exorciza. Estos jóvenes se acercan al barco cantando "La Ciudad de Pulcinella", que describe tanto la belleza de Nápoles como sus horrores: una tragedia detrás de la apariencia, dice la canción. Vestidos de doble-cara tal una moneda, evocando de cara las maravillas de su ciudad y sus miserias, de sol, todos habían ensayado con esmero su papel de portavoces. Acompañados por sus profesores, no dudaron en fotografiarse delante de los montones de basura que siempre puntúan partes de esta ciudad del sur de Italia.

Nápoles ha sido diferente de las demás ciudades de la península. Tres sirenas de Ulises están al origen de la urbe. Una de ellas, Parthenope, enamorada del héroe de la Odisea, se dejó morir de pena porque Ulises la desdeñaba. La leyenda dice que su cuerpo fue descubierto en la playa donde se ubica actualmente el Catel dell’Ovo. Si Nápoles apesta tanto, ¿será por culpa del cadáver?
Los colégianos no se quedan ahí y cantan al unísono "O guarracino” una de las canciones más representativas de la ciudad. El "guarracino" es un pez del Mediterráneo, un pez negro bastante feo   que el autor de la canción embarca en un vaudeville submarino. El texto, muy pegadizo, menciona casi un centenar de diferentes especies de peces y mariscos, algunos ahora desaparecidos. Un autor obviamente ducho en biología.

La fantasía de la historia, la descripción de vestidos, joyas y comportamientos es un rico retrato del estilo de vida de esta ciudad de unos 400,000 habitantes en el siglo XVI,  detrás de Londres pero por delante de París. "Esta taxonomía musical encarna una reflexión refinada de la ciudad y su mar, explica el antropólogo Marino Niola. Guarracino se describe como "guapo", hermoso, derivado directamente del significado español. Una tarantela simbólica de Nápoles, opuesta al estereotipo superficial del supuesto himno "O sole mio".
Los alumnos de la escuela Fiorelli han compartido con nosotros sus personajes míticos para que podamos entender mejor su ciudad y sus miedos. Una gran emoción.

Dino Di Meo, a bordo de Tara.