Tara iza sus velas.Anne Recoules / Tara Expéditions |
Después de 6 días amarrado a los muelles de Le Havre para volver a colocar
los mástiles, Tara hace ruta hacia Lorient, su puerto de explotación. Trabajos
por hacer a bordo y, sobre todo, preparación de la próxima expedición que comienza en mayo.
Mástiles: ok. Ordenar el puesto de mando: ok.
Lancha anexa correctamente amarrada: ok. Tanques de agua: ok. Bandera francesa:
ok. Cubierta en orden: ok. Ajetreo a bordo de Tara. El barco esta ordenado, de
abajo para arriba, todo está asegurado: la vajilla, los libros de la
biblioteca, los equipos de fotografía y video. Tara ha navegado desde París
pero este es su primer regreso al mar después de 4 meses sin que corra agua
salada bajo su casco de aluminio.
Los miembros de la tripulación lucen una
franca sonrisa. Algunos ya han navegado en la goleta en expediciones
anteriores, otros nunca. Parte de la tripulación ha estado a bordo desde hace
un mes sin haber visto las velas, debido a la desarboladura parisina. Una suave
euforia irradia en el barco.
13h: Tara sale del puerto de Le Havre. 13:50:
Pasamos la última boya del canal. La costa se achica en el horizonte, ya no se
divisan las casas. Sol radiante, mar poco movido, viento de fuerza 1. Habrá que
esperar algo mejor para establecer las velas.
Unas
horas más tarde, viento de fuerza 4. La tripulación se alista, chaqueta,
pantalones impermeables y gorra. Huele a maniobra completa. A eso de las 17h, se izan las velas principales, el motor
se apaga. No más ruido. Todos sonríen. Loïc, el capitán, se ríe como un niño. Es
obvio que este despliegue de tela blanca le hacía falta.
La noche…
El velero
traza ruta hacia el cabo de La Hague. Velocidad media de 8-9 nudos. Un ligero
mar de fondo nos empuja y hace rodar el barco. Algunos objetos se deslizan de
vez en cuando. Una nevera se atreve a cruzar el laboratorio seco, pero es rápidamente
asegurada por uno marinero. Manon, nuestra cocinera para esta navegación, intenta
preparar la comida mientras lucha contra un incipiente mareo, al igual que yo.
Los
turnos de noche se organizan por binomios. 20h-00h / 00h-4h / 4h 8h; La noche puede comenzar. Algunos prefieren
acostarse para mejor levantarse en medio de la noche. Otros prolongan la
jornada asegurando la vigilancia. Las luces se apagan dentro y se prenden
fuera. Ambiente de calma. Comienza un ritmo de vida desfasado.
Y el día….
A la mañana siguiente, el sol sigue ahí. Es inesperado.
El viento amainó, lo que tampoco era previsto. Velocidad: 4 nudos. "4
nudos, es perfecto para la pesca, eso! " lanza un marinero. Media hora más
tarde, arrojan una línea al agua pero pasarán varias horas sin que un pez condescendiente se
enganche.
De día, cada quien va a lo suyo. Actividades
puntuadas de pausas. Una oportunidad para descansar y progresar en tareas de
mantenimiento. Pensamos especialmente en la próxima expedición que comienza en
mayo. Yohann limpia el desalinizador, Loïc calibra el AIS recién instalado, Martin
corrige detalles aquí y allá, Nicolas vigila; Louis, quien cumple años hoy,
conecta cables eléctricos. Mientras, navegamos, disfrutando de las velas
izadas.
Anne Recoules