25/10/2011

A las puertas de California


Radiolarios. J. Capoulade / EMBL / Tara Oceans

Sábado, 22 de octubre; Estamos iniciando la última estación de muestreo de nuestra etapa Honolulu - San Diego, a 200 millas de las costas americanas.

Un cielo gris, el agua a 16 grados, la tripulación, en grueso traje de navegación, se afana en cubierta. Científicos y marineros trabajan con la nostalgia del clima de Hawái y con la esperanza de que aparezca un sol de California digno de su reputación. Lo que estamos muestreando tan cerca de nuestra meta es un filamento de upwelling creado por la corriente de California.

Un upwelling es agua profunda, más fría y rica en nutrientes minerales (nitratos, fosfatos...), que sube a la superficie. Esta riqueza conlleva una proliferación de plancton, marcada por altas concentraciones de clorofila visibles en las imágenes satelitales. Sin embargo, las corrientes cambian rápidamente y la ubicación de la zona más rica nos puede escapar. Unos días nublados nos impiden tener la distribución precisa de la temperatura y clorofila, y los mapas proporcionados por la oceanografía operacional no pueden copar con el ritmo. Las imágenes por satélite nos dan sólo una información fragmentaria.

Merced a los sensores de temperatura, salinidad y clorofila, las computadoras del laboratorio seco despliegan un diagrama de las concentraciones de clorofila en la superficie, que va desde el azul oscuro (pobre) al rojo vivo (rico). Ello refleja la riqueza relativa en el transcurso de nuestra navegación. Esta línea de colores, un delgado trazado en el mapa, requiere imaginación para visualizar la forma y la extensión de la veta encontrada y programar una estación de 48 horas. Al mediodía, los científicos se dan cuenta de que el muestreo de la mañana es relativamente pobre, en comparación con las mediciones máximas de clorofila observadas durante la noche. En consulta con el capitán Hervé Bourmaud y el equipo, nuestro jefe científico, Isabelle Taupier Letage decide reposicionarnos 40 millas atrás y empezar una nueva estación larga el día siguiente. Mejor volver sobre nuestros pasos en un área que conocemos, que apostar sobre zonas desconocidas.

Domingo, 23 de octubre; Redes y bombas cargadas. Jeremie Capoulade observa una alta concentración de diatomeas, estos elementos del fitoplancton que aguardan cantidad de minerales para sintetizar la materia orgánica (fotosíntesis). Hemos dado con aquella cola de corriente californiana.

Lunes, 24 de octubre; Por fin el sol de California se eleva sobre un mar liso como una mancha de aceite. Se puede ver el reflejo del barco en el agua como en un espejo. Bajo la superficie, divisamos colonias de salpas y medusas nadando en un agua rica de tonalidad verde, cortada por prismas de luz. A eso de las 16:30, estamos listos para enrumbarnos hacia San Diego, sin pesar.

Unas palabras del laboratorio; Jeremie Capoulade: "La observación del plancton a bordo de Tara no es una tarea fácil. Uno debe ser paciente para capturar la imagen de esas pequeñas criaturas que se mueven constantemente como resultado del balanceo del barco. Sin embargo, uno es recompensado por la belleza y la elegancia de los ejemplares que se estudian"

Andres Peyrot