La preparación de
Tara Pacific sigue progresando. Mientras la tripulación proyecta la navegación,
los científicos finalizan el protocolo de estudio. Una oportunidad para que revisemos
nuestros conocimientos: ¿qué sabemos del
coral? Descubrir la vida y la formación de coral significa sumergirse en un
mundo complejo, hecho de pólipos, de caliza, donde nacen las inmensas colonias que
forman los arrecifes.
¿Qué relación
hay entre un pólipo, minúsculo pariente de las medusas, y la Gran Barrera de Coral,
visible desde el espacio? En el medio de los escleractinios (Scleractinia), los
corales tropicales, cada pólipo crea un esqueleto externo, un soporte de caliza
que servirá de protección al animal y permanecerá después de su muerte. Durante
su vida, el pólipo no dejará de multiplicarse, generando un florecimiento de
nuevos pólipos que, a su vez, formarán nuevos esqueletos calcáreos que agrandarán
la colonia.
Ya sea en forma
de rama de coral, de cerebro o de meseta, sólo la superficie exterior, en
contacto con agua, se cubre con pólipos y está viva. Debajo de esta delgada
película de seres vivos, solo queda el mineral, una acumulación de millones de
esqueletos. Al igual que los anillos del tronco de un árbol, los corales más grandes
revelan su historia, ilustrando la vida de la colonia durante siglos y más: algunas
colonias tienen hoy 4000 años. Estamos hablando aquí de la edad de la colonia y
no del pólipo.
A lo largo del
crecimiento de la colonia y de su masa calcárea, unos fragmentos colapsan debido
a su peso o la corriente y las olas. Llevados a unos metros de distancia, se
fijan en el fondo y forman una nueva colonia, un clon de la colonia inicial.
Las diferentes colonias cuyas grietas serán gradualmente ocupadas por sedimentos
y residuos de otros organismos (conchas de moluscos, ensayos de erizos, etc.) construirán
un arrecife de coral que llegará a extenderse por kilómetros.
Para dispersarse
aún más, los corales también son capaces de proliferar mediante la reproducción
sexual: un espermatozoide fecunda un ovocito (oocito) para formar una célula-huevo.
En las 3/4 partes de las especies, hermafroditas, cada pólipo libera gametos
masculinos y femeninos. Por largo tiempo, este modo de reproducción sexuado ha pasado
desapercibido porque es breve: en numerosas especies, la liberación masiva de
gametos solo sucede una noche al año.
En el espacio de
unas pocas horas, los pólipos machos, hembras y hermafroditas de decenas de
especies, liberan simultáneamente sus gametos en el océano, formando una
verdadera nieve subacuática que sube a la superficie. Cada ovocito fecundado da
a luz de una larva, la plánula, que se transporta a merced de las corrientes
antes de encontrar un fondo o un soporte (sustrato) sobre el cual se ancla.
Aparece un primer pólipo que crea un esqueleto calcáreo y se multiplica: una
nueva colonia ha nacido.
Yann Chavance