10/01/2016
De vuelta en Lorient
Una vez terminada la COP21, Tara ha dejado Paris y bajado el Sena para llegar a Le Havre en la noche del 29 de diciembre. Al día siguiente se desarmaron los mástiles, depositados en el muelle, revisados, limpiados, pintados e inspeccionados por la tripulación durante una semana. Luego de volver a colocarles y tensar los obenques, se reconectaron los instrumentos de navegación. El ambiente es alegre, la tripulación impaciente de volver al mar. La ultima velada gira en torno a los últimos preparativos antes de zarpar y de las consignas de seguridad.
Sábado 9 de enero, de madrugada: nos quedan 6 horas antes de dejar Le Havre. Se siente el deseo de mar, pero matizado de una aprehensión por las condiciones meteorológicas desfavorables y un mar muy formado.
La navegación inicia bajo un sol espléndido con un viento sostenido, se izan las velas. Rápidamente, el mar pasa de fuerte a muy fuerte y las ráfagas a 8-9 Beaufort. La navegación se torna muy difícil y hasta imposible, debido a la corriente contraria a la marea subiendo, al bordear el cabo de la Hague. Obligado a numerosas viradas por el riel de los cargueros al norte y con una corriente contraria al viento, Tara se desvía de su ruta.
Se toma la decisión de dar la vuelta y refugiarnos en Cherbourg. Después de algunas reparaciones en las velas y parcas horas de sueño, volvemos a salir con la marea. En esas condiciones de meteo y de viento contra la corriente, cruzar el Raz Blanchard, una de las corrientes más poderosas de Europa, no resulta ser un paseo fácil. Habrá de esperar la isla de Ouessant para recibir viento a favor y enderezar el rumbo hacia Lorient.
Tara surca un mar muy picado acompañado de una decena de delfines. Un momento suspendido entre dos horizontes, un compartir efímero del océano con las figuras del mar, la magia de las profundidades. Las caras de los marineros se ilumina. La vida en alta mar, bajo cualquier latitud, genera un estado de gracia compartido, una auténtica complicidad, más allá de las vivencias y experiencias de unos y otros.
El sol nos da la bienvenida cuando divisamos la isla de Groix; Huele a regreso a casa y nos preparamos para entrar en la bahía de Lorient. La acogida es invariablemente calurosa. La goleta y su tripulación atracan entonces por algunos meses, plazo necesario para preparar la próxima expedición:un extenso estudio de los arrecifes coralinos en Asia-Pacífico durante dos años (2016-2018).Tara estará a secas durante 3 meses para esta gran preparación técnica.
Fiel abrazo a todos
Lea Godiveau