Eric Karsenti, CNRS / EMBL, director científico de la expedición "Tara Oceans", comenta la importancia de los resultados publicados en la revista Science para la comprensión del mundo planctónico y de modo más general, para el conocimiento de los océanos.
Después de seis años de trabajo… ¿Es una “premiere” en cuanto a muestras recogidas en el mar en todo el mundo?
Es la culminación
de un esfuerzo de colaboración notable que se instala entre los mismos científicos, y a la vez entre
los científicos y el equipo de Tara Expéditions. Es esta mancomunidad de trabajo
la que logra la definición conceptual y técnica del protocolo de muestreo y su aplicación
en el barco. Nunca hubiéramos podido lograr estos resultados si las muestras fuesen
de mala calidad. ¡Son de una calidad fabulosa! Es gracias al trabajo colectivo que estos
datos se traducen en publicaciones de muy alto nivel.
La revista Science presenta, en un número especial,
cinco artículos que arrojan unos primeros resultados; ¿Usted nos puede precisar?
Tres de estos trabajos
describen la diversidad global de plancton: diversidad de los eucariotas, de
los virus y de las bacterias. Hemos caracterizado 150 000 tipos de organismos
eucariotas, lo que representa diez veces más de lo que se conocía hasta ahora.
Este trabajo permite caracterizar prácticamente todos los organismos eucariotas
que viven en aguas templadas. En cuanto a los virus, hemos encontrado una
enorme diversidad. Es más importante a nivel local que a nivel global: parece
que existen áreas en el océano, unas “fuentes de diversidad" de los virus
probablemente conectadas a la gran complejidad de sus anfitriones, pero que luego
estos virus se propagan en los océanos. En cuanto a las bacterias, de los 40
millones de genes identificados, la mayoría son nuevos.
Otra figura
importante de mencionar: 39 virus marinos eran conocidos antes de “Tara Oceans”;
En esta expedición, hemos descubierto 5437 virus.
Los resultados relativos
a los "Anillos de las Agujas”, unos vórtices que se forman al sur de
África, de 300 kilómetros de diámetro y
hasta 4.000 metros de profundidad, han
puesto de relieve la relación entre la estructura de los ecosistemas y su entorno.
Estos vórtices encierran unas especies que se originan en el Océano Índico y el
Océano Austral. Estos anillos se desplazan a través del Atlántico por un año o dos.
Hemos muestreado un Anillo de 9 meses de edad. Vemos que la estructura de su ecosistema
no solo es diferente del Océano Atlántico donde se encuentra, sino también de los
océanos Índico y Austral de donde el Anillo proviene. De hecho, podemos
caracterizar cómo las especies cambian dependiendo del entorno en estos Anillos,
bajo el efecto de la temperatura, las concentraciones de nitrato, etc.
Finalmente, hemos
visto que la mayoría de los organismos (80%) tienden a coexistir. Esta
tendencia a "vivir juntos" corresponde a una simbiosis, o al parasitismo,
o a unas relaciones equilibradas entre anfitriones y depredadores. Los resultados de este último
artículo sugieren que estas interacciones entre organismos juegan un papel tan
importante o incluso más importante, que las condiciones ambientales, en la diversidad
y la complejidad de los ecosistemas.
Todo esto
representa la secuenciación de casi mil millones de códigos genéticos y la base
de datos ecosistémicos más grande jamás constituida.
¿Lo resultados están a la altura de las
expectativas?
Sí, lo son, ¡y
hasta más! No pensaba llegar a publicar todos estos resultados en un número
especial de Science, es excepcional. De hecho, hemos hecho exactamente lo que habíamos
anunciado. Pero es sólo el comienzo, habrá otras publicaciones de importancia
clave. Debemos profundizar el análisis.
Hablando de nuevos análisis, ¿los datos recogidos resaltarán
el vínculo con el cambio climático?
Una de las funciones
de estos datos será de construir modelos predictivos sobre la evolución de los
ecosistemas en términos de temperatura, etc. Para las bacterias, ya hemos
demostrado una correlación directa entre la temperatura y la estructura del
ecosistema bacteriano. Por ejemplo, para una determinada combinación de
especies bacterianas, ya somos capaces de determinar, con un margen inferior a
un grado, que fueron tomadas en un entorno de tal o tal temperatura.
Queremos ir más
allá. Debemos extrapolar eso a todos los organismos para poder proyectarlo a los
cambios climáticos y el futuro. Repito, esto es solo el comienzo. No hemos ni
siquiera agotado la secuenciación. Tal vez se necesiten de cinco a diez años de
trabajo.
Entrevista
realizada por Maéva Bardy