El capitán y su barco. J.Collet /Tara Expeditions
Después de una increíble llegada en Lorient y de una semana de visitas de Tara por grupos de escolares y estudiantes, hemos pasado los últimos días haciendo espacio en el barco. Los científicos han desarmado, guardado y trasladado todo su equipo, desde los microscopios del laboratorio seco a la roseta, incluyendo bombas, filtros y redes de todo tipo. Luego todo el mundo se ha ido. ¡Qué extraño sentirse casi solos después de pasar meses de navegación con 15 personas!
Los marineros también hemos vaciado el interior del barco, empezando por las bodegas delantera y trasera, con grúas, carretillas, elevadoras y camiones. Casi todo se ha ido: ancla, generador, compresor de buceo, accesorios, etc. La idea es de hacer espacio para trabajar con mayor facilidad más adelante. Impresión algo rara de nuevo, al ver un gran espacio vacío en el interior mientras el barco estaba totalmente abarrotado de gente y materiales hasta hace poco.
Como lo dice Loïc, el capitán, "ahora pasamos en modo astillero”. Hay mucho trabajo por hacer pero no es desagradable trabajar por una vez en tierra, de no estar en movimiento continuo, de adoptar un estilo de vida diferente: una mayor comodidad, la facilidad de comunicarse con amigos y familia, comer de acuerdo a sus deseos.
Hoy se ha dado un paso más en este cambio de vida, al sacar Tara del agua. Es siempre un espectáculo fascinante. Se encuentra ahora en carena seca de Keroman, donde estaba hace 3 años, cuando yo descubría por primera vez la goleta plantada en el mismísimo lugar.
Baptiste, François y yo quienes estamos desde los inicios de los trabajos de preparación de esta expedición Tara Oceans, es una sensación de “déjà vu”, una especie de regreso al punto de partida. Algo extraño que percibimos aun más al saludar y reconocer los obreros y empleados de la empresa Timolor que nos habían ayudado en aquel entonces.
Pero en el intervalo han transcurrido 3 años de asombro y de descubrimientos, de encuentros hermosos, 3 años que pasaron a tal velocidad que no nos hemos percatado.
Daniel Cron, marinero