01/02/2012

600 inmersiones de la roseta


Inmersión numero 600.V.Hilaire/Tara Expeditions

30 de enero de 2012; Sera una fecha recordada de Tara Oceans. En la estación larga de ayer, la 144a desde el inicio de la expedición, se dio la inmersión número 600 de la roseta, dirigida por su inventor y diseñador, el ingeniero oceanógrafo Marc Picheral. Una aventura dentro de la aventura, una bella historia.

Antes de la presente expedición, ya se habían dado a bordo de la goleta unas cuantas inmersiones de botellas de Nansen o de Niskin para medir la temperatura, la profundidad y la salinidad. En la expedición Erebus por ejemplo, un oceanógrafo del laboratorio de Villefranche-sur-mer había conducido varias inmersiones junto a Jean-Louis Etienne.

Con Tara, la goleta vuelve a la ciencia. En particular en la misión Tara Artic, del 2006 al 2008. Tara se convierte en uno de los "recursos oceanográficos" desplegados por Jean-Claude Gascard dentro del programa científico europeo Damocles para el Año Polar Internacional. Durante los 500 días de deriva polar, cientos de CTD (conductividad, temperatura, profundidad) se llevan a cabo en el hielo.

Con Tara Oceans (2009-2012), se cambia de dimensión. "Cuando el proyecto de la expedición comienza a tomar forma con Gaby Gorsky, ahora director del Observatorio de Villefranche-sur-Mer (CNRS), Eric Karsenti me pide desarrollar una herramienta que se pueda usar de modo intensivo y que pueda soportar lo mejor de lo que existe en materia de sensores".

Marc Picheral, ingeniero de Villefrance, embarca en Tara una primera vez en mayo de 2008. Se procede a evaluar los trabajos por hacer. Se debe modificar el pórtico y diseñar un aparato adaptado a las dimensiones y las limitaciones de la goleta. Un verdadero reto técnico y tecnológico. "Hacemos entonces una elección fundamental, la de no tomar la opción de una transmisión de datos en tiempo real en cada inmersión: eso permite elegir un cable doble de fuerte y así no correr riesgo de pérdida". Una vez llena de agua, la hoy llamada "roseta" aún pesa 250 kilos que deben subir desde varios miles de metros de profundidad.

Entonces viene el tema de los sensores: los requisitos de los científicos son muy exigentes. Se abre a debate y sobre esta base, en la primavera de 2009, Marc tiene un plan y puede crear un objeto que integre los captores requeridos en los parámetros definidos en la evaluación de mayo de 2008. La mayoría de los sensores se fabrican en los Estados Unidos, y uno en Villefranche: el perfilador de visión marina que se utiliza para contar y medir el zooplancton.

La expedición Tara Oceans sale de Lorient en septiembre 2009. El "bebe" de Marc será embarcado el 10 de octubre, en Niza.

600 inmersiones más tarde, el bebé está muy bien de salud. La calidad de los resultados no falla. Los once sensores y el perfilador siguen cumpliendo en cada inmersión, como metrónomos, sus 24 mediciones por segundo. En cada inmersión a 1000 metros, por ejemplo, se registran 240.000 datos, sin incluir el agua recolectada.

"Lo también importante es que, con los capitanes y marineros, hemos conseguido desarrollar sistemas de inmersión asegurados por dos juegos de poleas y amortiguadores, que nos garantizan la máxima seguridad y nos permiten maximizar los límites operacionales. Podemos realizar CTD con 25 nudos regularmente, y en más de dos años, la roseta ha sufrido un sólo golpe leve.

El bebé tiene un padre a bordo. Y una madre: Sarah Searson, ingeniera oceanógrafa de Nueva Zelanda. Ambos lo están cuidando desde hace más de dos años, por turnos de una etapa a otra, sin duda una de las otras claves de este éxito.

Algo que no sorprenderá mucho: hace unos días Marc Picheral ha recibido el Cristal 2012 del CNRS por su trabajo en oceanografía. Eso ameritaba también una pequeña celebración en cubierta de Tara ayer a medianoche.

Vicent Hilaire